- Por: Daniel Feierstein para Página12
El sociólogo Daniel Feierstein utilizó la red social Twitter para desmenuzar la “relajación” que se vive en la Argentina frente a la pandemia a pesar de la acumulación de contagios y muertes.
1) La sensación “el coronavirus ya fue” y la relajación que se sigue de ello es lo único que nos falta para seguir acumulando muertes y escalando lugares a nivel internacional.
2) Después de una subida eterna de casos e irradiación de los mismos en todo el país durante siete meses (con su consecuencia de decenas de miles de muertes) por primera vez se observa una reducción bastante general, aunque la misma no responde a ninguna política exitosa.
3) Hay distintas interpretaciones sobre por qué han comenzado a bajar los casos pero la más convincente me parece la de Roberto Etchenique (sí, el químico argentino creador del concepto “inmunidad de cagazo”, que viene pegando bastante en esta pandemia ya desde los primeros días).
4) Etchenique estima los números de contagios por grupos de edad a partir de una tasa derivada del único número más o menos confiable (el número de muertos). Pueden leer un ejemplo aquí de su análisis:Estimate of the actual number of COVID-19 cases from the analysis of deaths.Using the calculated values for the Infection Fatality Rate (IFR) of COVID-19 it is possible to estimate the prevalence of cases of infection in the city of Buenos Aires, Argentina, throughout the…edrxiv.org
5) Dichos cálculos le permitieron pronosticar que si los que circulan sin cuidados son siempre los mismos, llega un punto en que efectivamente se genera un “efecto rebaño” entre los susceptibles, lo que permite llevar el famoso R0 a menos de 1, lo que baja el número de casos.
6) Lo mismo observan los modelos de simulación computacional de @RodrigoD_Castro, Ernesto Kofman y @rquiroga777 que han seguido las evoluciones mejor que los “pronosticadores meteorológicos de picos” que los anuncian desde abril y pifian tanto como los economistas con el dólar.
7) Esta baja de casos solo se sostendría en el tiempo sobre la base de dos supuestos: que la inmunidad que deja el virus sea permanente y que los que se venían cuidando se sigan cuidando. Los dos supuestos podrían ser errados, pero el segundo depende enteramente de nosotros.
8) La segunda ola europea parece demostrar que la inmunidad que deja el virus NO se sostiene mucho en el tiempo.
9) Pueden consultar un paper sobre el tema en inglés aquí, entre mucha otra información googleable:
10) El segundo supuesto justamente es el mayor peligro que afrontamos en este contexto. Los números comenzaron a bajar porque los que salían ya se contagiaron hace relativamente poco (meses o semanas) y el resto se venía cuidando, en especial las personas mayores y los niños.
11) Los que decidieron ignorar esta pandemia son los responsables del nivel de muerte que tenemos y los que nos hemos cuidado logramos que el número fuera menor al que podría haber sido (“el responsable cuida al irresponsable y el irresponsable nos jode a todos”).
12) La gravedad de “el coronavirus ya fue” es que los que se venían cuidando sientan que dichos cuidados ya no son necesarios (porque los números “bajan”) y, con muchísimos casos aun activos, comiencen a descuidarse, arrojando los susceptibles que faltan a la maquinaria de contagios.
13) Ello dejaría una tasa de letalidad más alta todavía (los que se venían cuidando son quienes tienen mayor riesgo de muerte), pero además continuaríamos con un número de casos activos muy altos que facilitaría la segunda ola de contagios en marzo.
14) Si llegamos a marzo con un número de casos activos alto, se sumarían a ellos todos los que ya se contagiaron al principio de la pandemia, cuya inmunidad estaría decayendo. Así, la segunda ola dejaría un saldo similar o superior de contagios y muertes, tal como vemos en Europa.
15) Ello requiere entender que la vacuna no resuelve todo (no sabemos cuándo estará disponible ni su efectividad ni cuánta gente aceptará vacunarse) y, en lugar de eso, hacer lo que NO estamos haciendo: campañas masivas de reducción de daños y políticas de rastreo y aislamiento.
16) Campañas de reducción de daños: necesitamos aprender cómo vivir en este contexto: evitar los espacios cerrados, reducir los encuentros sociales o el número de personas, autoaislarnos previamente si vamos a ver a una persona con riesgo, utilizar correctamente el barbijo.
17) Políticas de rastreo y aislamiento: comprender las cadenas de contagios y desarmarlas, aislar a los contactos estrechos y, sobre todo, entender de una buena vez QUE EL CONTAGIO OCURRE POR LOS ASINTOMÁTICOS, que no se dan cuenta jamás que están contagiando.
18) Las representaciones son las que guían nuestros comportamientos: si triunfa la percepción “el coronavirus ya fue”, nuestros comportamientos no harán más que acelerar y agravar la segunda ola y no permitirnos siquiera el respiro del verano, revirtiendo la baja de estas semanas.
19) Esto es un problema eminentemente sociológico: para cambiar los comportamientos necesitamos dar la disputa por las representaciones, enfrentando tanto las formas de negación, las teorías conspirativas o la errónea tranquilidad que desarman las políticas de cuidados.
20) No nos comamos la curva de una representación errada. El coronavirus NO FUE. Seguite cuidando. Seguinos cuidando. No salgas al pedo y tratá de aplicar las medidas de cuidado. No es tan difícil y lo que cada uno hace suma, para bien o para mal.