Gran parte de la evidencia contra Alexis “Tato” Romero estaba guardada en su teléfono. Le atribuyen violentos robos y ataques a tiros
El video dura menos de un minuto. Un hombre estaciona en barrio Belgrano y al ver que se acerca un ladrón acelera para escapar. Como respuesta recibe un disparo humeante que hace estallar la ventanilla y le roza una pierna. Esa secuencia del 6 de mayo no tardó en llegar a los portales de información.
“Ale salió en las noticias. Una grabación de una cámara de Ale tirando un tiro. Se re nota que es él”, le escribió esa tarde a una amiga una conocida de Alexis Oscar “Tato” Romero, quien fue detenido un mes más tarde.
En su celular se encontraron mensajes y filmaciones de un vasto historial de delitos como el asesinato del músico Lorenzo “Jimi” Altamirano, secuestrado y ejecutado en febrero frente al estadio de Newell’s para dejar un mensaje a una banda rival.
Romero fue imputado por el asesinato de Jimi la semana pasada. Un mes antes, el violento asalto fallido del 6 de mayo a un automovilista en Pampa y Chubut motivaba el pedido de captura de este joven de 27 años a quien también le dicen “Blanco”, “Blanquito” o “Gringo”.
Por entonces los investigadores de la Unidad Especializada en Crimen Organizado ya estaban tras él como uno de los sicarios a órdenes de “La Mafilia”, una banda dirigida por presos de la cárcel federal de Rawson.