En una movida que sacude el tablero económico, el Gobierno anunció la apertura total a la importación de ciertos alimentos de la canasta básica familiar.
La decisión, adelantada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, en su conferencia de prensa, ha encendido las alarmas entre las pequeñas y medianas empresas del sector.
En medio de una escalada de precios y tras una reunión entre el ministro de Economía, Luis Caputo, y representantes de cadenas de supermercados, el Gobierno ha optado por abrir las importaciones como medida para enfrentar la inflación.
Cabe destacar que la apertura “no siempre resuelve la suba de precios”, indicó el economista Hernán Letcher. Además hay empresas que tienen sus casas centrales afuera, con lo cual no les cambia y mueve el precio.
“El impacto que tiene esto sobre la actividad económica y vida cotidiana puede ser negativo”, manifestó el economista.
Sin embargo, esta apertura de importaciones plantea un riesgo latente para las pymes locales, que podrían verse desplazadas por la competencia de productos importados.
A pesar de la promesa de una “quita de impuestos” a productos importados para corregir precios, la incertidumbre sobre el futuro de estas empresas persiste.
Si bien esta medida, busca estabilizar la inflación, podría tener repercusiones negativas en el tejido empresarial local.