MASACRE EN MOSCÚ. AL MENOS 40 MUERTOS Y 100 HERIDOS EN UN ATAQUE TERRORISTA

En una noche que debería haber sido de música y entretenimiento, el terror se apoderó del Crocus City Hall en Rusia. Varios individuos armados con fusiles automáticos y vestidos con camuflaje irrumpieron en la sala de conciertos, sembrando caos y muerte entre los asistentes.

Según informes preliminares, al menos 40 personas perdieron la vida y más de 100 resultaron heridas en este violento ataque.

Los estremecedores acontecimientos se desarrollaron tanto dentro como fuera del recinto, con disparos indiscriminados que comenzaron durante el concierto y continuaron en la cola de personas que esperaban ingresar al lugar. El gobierno ruso no tardó en calificar este acto como un “sangriento atentado terrorista”, dejando en claro la gravedad de la situación.

Mientras las autoridades rusas trabajan arduamente para identificar y capturar a los responsables, el país se sumerge en el luto y la conmoción.

Más de 50 ambulancias han sido desplegadas en la escena, mientras el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, expresó sus más sinceras condolencias a las víctimas y sus familias, describiendo el incidente como una “tragedia horrible“.

El concierto, que presentaba al grupo Piknik, fue abruptamente interrumpido mientras los asistentes eran evacuados en medio del caos. Además, un incendio estalló en el recinto, presuntamente provocado por los atacantes al prender fuego a las sillas del lugar, exacerbando aún más la situación de emergencia.

Este devastador suceso ha llevado a las autoridades a tomar medidas inmediatas para garantizar la seguridad pública. El Ayuntamiento de Moscú anunció la suspensión de todas las actividades masivas programadas para el fin de semana en la capital rusa, mientras que en los aeropuertos se han intensificado las medidas de seguridad, en un esfuerzo por prevenir futuros ataques.

Este atentado marca uno de los momentos más oscuros en la historia reciente de Moscú, siendo el peor acto terrorista que la ciudad ha presenciado desde el trágico ataque con bomba en el aeropuerto internacional Domodédovo en 2011, que dejó 37 muertos y 172 heridos.

Las advertencias previas de las Embajadas occidentales sobre posibles ataques terroristas en Rusia han cobrado un nuevo significado, mientras el presidente Vladímir Putin denuncia estos avisos como intentos de “intimidar y desestabilizar” la sociedad rusa.

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