La empresa que se presenta como “pionera en sustentabilidad” hostiga a sus empleados y amedrenta a la prensa.
El 17 de julio, empleados de la compañía jujeña TERRAMAQ S.R.L., con una de sus plantas ubicada en Las Lajitas, departamento de Anta, decidieron romper el silencio y denunciaron públicamente las pésimas condiciones laborales y ambientales en las que trabajan.
La denuncia, acompañada de imágenes y videos, fue publicada en Facebook por la periodista Marina Torres de Apolinario Saravia, revelando la cruda realidad de una empresa que se presenta como “la primera firma en pertenecer al pacto global ambiental por su compromiso con el medio ambiente y la sustentabilidad”.
La reacción de la socia gerente de TERRAMAQ S.R.L., Alejandra García Dávila, no se hizo esperar. La empresaria, que también se presentó como la esposa del gobernador de Jujuy (para imponer su “superioridad” ante una periodista que sólo cuenta con su credibilidad), amenazó a la comunicadora “exigiendo que revelara los nombres de los empleados que habían proporcionado la información”.
Además García Dávila, quién fuera elegida como destacada empresaria por la Unión de Empresarios de Jujuy, tal vez por su vínculo con el gobierno, manifestó a Torres que “si no levantaba la publicación, enfrentaría acciones legales”. Y cómo si fuera poca la insolencia y la falta de respeto de esta mujer “le pidió a la periodista que públicamente admitiera que todo había sido una equivocación”.
Pero InfoSalta accedió y chequeó los testimonios de los empleados que son escalofriantes. “Sólo limpian cuando van los inspectores”, aseguraron, describiendo una realidad en la que trabajan 8 horas corridas sin permiso para ir al baño, expuestos a sustancias tóxicas sin la protección adecuada.
“Acá es una explotación laboral y una persecución al personal”, denuncian. Señalan también la complicidad del intendente de Las Lajitas, Pini Alabi, quién, según los trabajadores precarizados, está al tanto de las condiciones inhumanas en que se trabaja en la fábrica y no hace nada al respecto.
“Varios trabajadores están intoxicados por el veneno cuya jefa supuestamente dice que viene semi lavado, lo cual es falso”, agregaron.
Por su parte, en conversación con InfoSalta, la comunicadora Saraveña narró cómo García Dávila intentó silenciarla. “Sólo quería que baje la publicación y que yo diga que me equivoqué, además de que le diera el nombre de los empleados que confiaron en mí. Tienen muchísimo miedo por lo que les pueda pasar”, explicó la periodista, quién además le había ofrecido a García Dávila el derecho a réplica, oferta que fue rechazada.
Cabe mencionar que desde nuestro medio, intentamos comunicarnos con Alejandra García Dávila para obtener su versión de los hechos, pero no obtuvimos respuesta.
La situación en TERRAMAQ S.R.L. no sólo revela un entorno laboral insalubre y peligroso, sino también la presión y el hostigamiento que enfrentan aquellos que se atreven a denunciar estas condiciones.
La valentía de los empleados al alzar la voz y la firmeza de Marina al publicar su testimonio son un alerta urgente a la justicia y la defensa de los derechos laborales para que tomen cartas en el asunto de oficio.
Evidentemente, la sustentabilidad no se puede predicar sin antes practicar la justicia y el respeto hacia los trabajadores.