La semana pasada, mientras cubría el partido entre San Martín de Tucumán y Aldosivi en Rosario, el periodista fue privado de su libertad por error bajo la acusación de ser el jefe de una banda de pornografía infantil. InfoSalta charló con el joven comunicador. Conocé la situación.
La confusión, que acabó con el comunicador tucumano Marco Centurión (37) detenido durante 9 horas en una celda común, parece ser el resultado de una grave inoperancia por parte de las fuerzas de seguridad y del Ministerio de Seguridad, dirigido por Patricia Bullrich.
La ministra, a través de sus redes sociales, celebró la captura, asegurando que “habían detenido a un criminal de alto perfil”, solo para descubrir, horas después, que el hombre arrestado era completamente inocente.
“Me hizo mucho daño, ahora estoy en plena tarea de limpiar mi imagen”, dijo Centurión a InfoSalta, evidenciando el daño irreversible causado por la acusación errónea y la difusión pública de su foto y nombre.
A pesar de que la policía de Rosario le comunicó finalmente que no había un pedido de captura en su contra, luego de cinco días y la mediatización del caso la ministra Bullrich no ha bajado la publicación de su cuenta en X (anteriormente Twitter), donde se le vinculaba erróneamente con delitos graves.
El periodista no solo denuncia el daño personal y profesional causado, sino también la ineficiencia del sistema de seguridad.
Al respecto Centurión expresó su frustración al señalar que la policía de Rosario lo trató mal durante las horas de su detención, incluso negándole agua a pesar de haber informado su condición de paciente diabético tipo 1.
“Lo peor es que no he recibido ningún pedido de disculpas por parte del gobierno ni de la ministra de Seguridad. Ella sigue manteniendo mi imagen y mi nombre en su publicación, lo que demuestra la inoperancia del Ministerio de Seguridad”, afirmó a InfoSalta el trabajador de prensa.
Además, el comunicador sugirió que su detención podría haber sido una maniobra para amedrentar a personas identificadas con la militancia por los derechos humanos, mencionando: “Esa es otra de las hipótesis que comenzó a tomar fuerza y se maneja aquí en Tucuman, mi familia fue perseguida durante el proceso y desaparecidos en la dictadura cívico-militar; aunque todavía quiero creer en la buena fé del Ministerio de Seguridad que actuaron con total inoperancia y no me persiguieron por mi familia y su pasado”.
Centurión, que actualmente cursa el tercer año de la carrera de Derecho, hizo pública su crítica a los dichos del presidente respecto a Cristina, lo que podría haber sumado al contexto de su arresto, aunque él prefiere creer que se trató de un error y no de un acto intencionado de persecución: “Antes de comenzar a estudiar derecho en la UNT tenía una militancia más activa, pero ahora estoy en el tercer año abogacía, así que me dedico de lleno a mi carrera. Aunque siempre estoy dando mi opinión política en las redes sociales; de hecho, cuando Milei cumplió años hice un video que se hizo muy viral en Tucumán, en el expresaba mi repudio por los dichos de clavarle el último clavo a un cajón con Cristina adentro, casualmente después que se hizo viral ese video, a los días viajo a cubrir el partido en Rosario me sucede esto…”.
La ministra celebró en su cuenta oficial: “Antes del partido, detuvimos a un hincha prófugo por pornografía infantil. Gracias al programa Tribuna Segura, atrapamos a Marco Antonio Centurión, un criminal que violó su arresto domiciliario en Tucumán…” un mensaje que no solo resultó ser falso, sino que terminó exponiendo a Centurión de manera pública y dañina.
Si bien Marco asegura que el lunes realizarán una denuncia formal contra el Estado, este hecho muestra la precariedad de los procesos que implican la criminalización sin pruebas sólidas, un patrón preocupante y recurrente en el actuar de la ministra Bullrich y su equipo.
A pesar de las disculpas públicas de la policía de Rosario, la ministra de Seguridad no ha rectificado su mensaje ni ha ofrecido una disculpa formal.
Hoy, Centurión sigue luchando por limpiar su nombre, enfrentando no solo la gravísima acusación infundada, sino también la irresponsabilidad de un sistema de justicia que sigue faltando a su obligación de proteger a los inocentes y respetar los derechos humanos.