Es un molusco también conocido como “babosa de mar” que no estaba descrito y es único en el mundo. El hallazgo lo logró un equipo de compuesto por científicos rionegrinos. La especie tiene la particularidad de ser herbívora y no poseer caparazón.
Un nuevo molusco que habita en el golfo San Matías registró un equipo de investigadores compuesto por científicos de la Escuela de Ciencias Marinas (ESCIMAR) de la Universidad Nacional del Comahue, con sede en San Antonio Oeste.
Es un caracol perteneciente a la familia de los sacoglosos, conocidos popularmente como “babosas de mar”, que entre sus características se destaca que luce un tamaño promedio de un centímetro, y anda por la vida desnudo por carecer de coraza donde albergarse.
El descubrimiento lo concretó Nicolás Cetra, biólogo marino graduado del establecimiento educativo de la localidad rionegrina, y becario doctoral del CONICET. Lo acompañó en el logro Andrea Roche, su directora de tesina, docente e investigadora de la ESCIMAR y del CIMAS (Centro de Investigación Aplicada y Transferencia Tecnológica en Recursos Marinos) Almirante Storni. También participó su co director e investigador del CONICET –UNLP-, Diego Gutiérrez Gregoric.
El hallazgo tiene destacada relevancia en el ambiente académico, por cuanto se cumplieron los procedimientos que determinaron que se trata de una especie que hasta el momento no había sido encontrada en ningún otro lugar del mundo, y la hace exclusiva del mar argentino.
Cetra, que además es buzo profesional y trabaja en una de las empresas que realizan avistajes de fauna marina, explicó que hace cerca de cinco años que estudian esta variedad de moluscos y que ya clasificaron otra en 2019.
Ésta última en particular la encontraron en 2018 por primera vez. La pesquisa incluyó análisis morfológicos para comparar su estructura corporal, coloración, tamaño y forma, y así establecieron que el caracol no había sido descrito hasta el momento.
El resultado marcaba un claro indicio, pero lo ratificó un examen de ADN mediante un cotejo efectuado en una plataforma con datos de todo el universo.
Con los informes confirmados impulsaron la difusión de la novedad en medios especializados, como el de la fundación Miguel Lillo de Tucumán –
https://doi.org/10.30550/j.azl/2019.63.2/1-, y más recientemente en la revista norteamericana Malacologia https://bioone.org/journals/malacologia/volume-64/issue-1/040.064.0106/A-New-Species-of-Placida-Gastropoda–Sacoglossa-from-Southern/10.4002/040.064.0106.short.
Vistosas y herbívoras
La nueva babosa del golfo rionegrino es chiquita, de un centímetro en promedio. Muestra un vistoso colorido, erizado con pequeñas prolongaciones que le brotan de su estructura corporal.
Entre sus peculiaridades, Cetra resaltó que la especie tiene la particularidad de ser herbívora. Se alimenta básicamente de algas, a diferencia de otras babosas que en su mayoría son carnívoras e ingieren pequeños invertebrados.
Su hábitat se encuentra mayormente en zonas rocosas, donde encuentran más sustratos para alimentarse, aunque también detectaron ejemplares en sectores arenosos.
En San Antonio, Las Grutas y más al sur
El científico indicó que por primera vez encontraron individuos de este tipo de babosas en Las Grutas, y también en la bahía de San Antonio. Además, tienen registros de apariciones más al sur del balneario, por colegas que se lo confirmaron luego de la aparición de las publicaciones.
Aclaró que se mueven en el lecho marino, pero no en grandes cantidades. “No las vas a encontrar como un cardumen de peces”, sostuvo.
Sin embargo, destacó que de diez veces que se sumerge a bucear, en ocho las encuentran.
Para lograrlo toma protagonismo la agudeza de su vista, pues son especímenes de tamaño muy pequeño que pasarían desapercibido para un buzo recreativo. Pero el trabajo investigativo que lo obliga constantes inmersiones le ha permitido ejercitar su visión y las detecta con facilidad.