Fueron demasiadas batallas para el hombre que las peleó todas. Jorge Cacho Fontana murió en a los 90 años, según le confirmaron a Teleshow desde su entorno.
El locutor, uno de los referentes ineludibles de la radio y televisión en el país, había tenido unos cuantos percances de salud en el último tiempo, como una neumonía, debido a las secuelas que le había dejado el coronavirus. Y partió dos días después de la madre de sus hijas: Liliana Caldini.
La noticia sobre su partida impactó fuerte en el público, que recordó a un hombre clave de los medios de comunicación que marcó la vida de varias generaciones. Si se le pide a un millón de argentinos, mayores de cuarenta años, que cierren sus ojos y escuchen un “con seguridad”, dirán sin que nadie se los diga: es la voz de Cacho Fontana. Y por eso, su despedida duele.
Una vida plena
Un niño juega a ser locutor en una humilde y digna casa del barrio porteño de Barracas. El cepillo de pie es un micrófono, está en la radio y lo escuchan miles de oyentes. Su madre levanta la mirada de la máquina de coser y sonríe. Su hijo habla poco pero se transforma cuando se sueña locutor. El pequeño se llama Norberto Palese y aunque su madre no lo sabe y el ñiño tampoco, el destino cumpliría sus sueños: será Cacho Fontana, el hombre que cambió el estilo de locución en la Argentina.
Los padres de Cacho Fontana fueron dos humildes trabajadores. El padre tenía un puesto de capataz en un galpón del Ferrocarril Belgrano, la madre realizaba tareas de costura. La economía familiar no permitía grandes placeres por eso el momento de alegría era escuchar a Luis Sandrini cada noche en la radio. Muchos años después, con la fama y el éxito económico, Cacho les regalaría a sus padres un maravilloso departamento en la avenida Libertador. En la inauguración habría un invitado de lujo: Luis Sandrini.
Como tantos chicos de esa época pasó de niño a adulto sin pasar por la adolescencia. Terminó el primario pero la necesidad hizo que empezara a trabajar en vez de seguir estudiando. Antes mucho antes de ser Cacho Fontana, el joven Palese consiguió trabajo de auxiliar de archivo en una compañía de transporte. Un fin de semana un compañero, José Loguarro, le pidió que lo reemplazara en la presentación de una orquesta. Palese mandó a imprimir tarjetas personales con su nombre, pero cuando las recibió el apellido que aparecía era Fontana. Lo que podía ser un error de imprenta se convirtió en una marca registrada.
Siguieron las presentaciones de orquesta y animar las noches en el cabaret Chantecler. Era menor de edad pero debía no parecerlo. “ Me tuve que dejar los bigotes para estar en el cabaret. Me hacía un poco mayor. Usé un tiempo el bigote y después nunca más, pero lo recuerdo como si fuese hoy”. Con apenas 15 años le llegó la propuesta de debutar como locutor comercial en Radio del Pueblo. Luego una prueba como locutor le permitió entrar a Radio El Mundo pero en el equipo suplente. En 1952 le tocó el servicio militar, a la mañana era conscripto en el cuartel, a la tarde locutor en la radio y a la noche, animador en el Chantecler.
En 1955 deja el equipo de suplentes y pasó a planta estable El Mundo. Le propusieron conducir el horario de 10 a 11, algo marginal ya que los programas estrellas eran por la noche. Aceptó pero pidió la responsabilidad artística y comercial del espacio. Contrario a todo lo que se escuchaba hasta el momento, él propuso un programa que incluía mucha información, música, actualidad, entrevistas y hasta horóscopo. Abel Santa Cruz, Miguel Coronatto Paz, Carlos Arturo Orfeo, Hugo Moser y Alberto Migré, aceptaron colaborar como guionistas fascinados con ese proyecto único que rompía los cánones de la época. Así nació el mítico Fontana Show que duraría 16 temporadas.
Un año después le propusieron integrarse en un programa cultural de preguntas que saldría por canal 7 y radio Belgrano: Odol pregunta, otro éxito que todavía permanece en la memoria colectiva. Su voz se volvió inconfundible y pasó a formar parte de la vida cotidiana de millones de argentinos. Y sin algún lector lo duda, volvemos a pedirle que haga el experimento que propusimos al comienzo de esta nota.
En 1967 se produjo uno de los pases del año y Cacho dejó El Mundo para incorporarse a Rivadavia. Durante ocho años trabajó con José María Muñoz y Enzo Ardigó. Fue el locutor del Mundial de fútbol en Inglaterra donde Antonio Rattín terminó expulsado y sentado en la alfombra de la reina. Relató la conquista del título mundial de boxeo de Nicolino Locche en Japón y la pelea de Ringo Bonavena contra Cassius Clay además de los combates de Carlos Monzón. Transmitió en vivo la entrega del Premio Nobel a Luis Federico Leloir para Canal 13 -lo que elegía como uno de los mejores momentos de su carrera- y logró cuatro horas de charla en Madrid con el argentino exiliado más famoso de la historia: Juan Domingo Perón. “Fue histórico. Le pedí fotos para mi padre, mi tío y un empleado de Radio El Mundo, todos peronistas. Yo no tenía conciencia de lo que era realmente el peronismo, porque era muy joven”.
En 1977, Canal 13 le propuso hacer un programa de 23 a 1. Fue el comienzo de Video Show. Nuevamente a cargo de la producción en su equipo contaba con Magdalena Ruiz Guiñazú, Carlos Burone, Pepe Peña, Enrique Llamas de Madariaga y Liliana López Foresi. Pionero no solo en la forma de decir, también fue precursor en la forma de mostrar. Importó una cámara que grababa sonido e imagen en simultáneo y produjo la primera comunicación en vivo con todo el país. El 17 de agosto de 1978 en homenaje a San Martín, la audiencia vio y escuchó en directo a Julio Lagos en Ushuaia y Magdalena Ruiz Guiñazú en las Cataratas del Iguazú; además de Antonio Carrizo al pie del monumento al General San Martín en Lima, capital del Perú. El rating estalló.
En 1982 el país se embarcaba en una guerra loca por una causa justa. Fontana junto con Pinky encabezó el 8 de mayo un programa de 24 horas para recaudar fondos para los pibes que peleaban en Malvinas. “Hundieron el Belgrano y quería recaudar fondos para nuestros héroes. Fui a buscar a Pinky. Estaba en cama, enferma, se levantó y fue. El programa fue una muestra de la capacidad de dar del argentino, me apena si no salió como debía”.
“A comienzos de la década del 90, Cacho Fontana entró en el infierno. Una no muy conocida modelo ysecretaria televisiva de Gerardo Sofovich , Marcela Tiraboschi lo denunció por incitación a la droga y la violencia. Comenzó un largo y tortuoso paso por Tribunales que duró cuatro años, finalmente fue sobreseído. El cuerpo pasó facturas: sufrió una hemiplejia. “Yo sé quiénes lo hicieron, sé cuánta plata hubo, puedo decir de todo para defenderme, pero no es el asunto. El tema es que estoy con el honor limpio. Dos personas del medio que no me querían me armaron una cama, di broncas…” afirmó dos décadas después y agregó “Esto vino después de Las 24 horas por Malvinas, desde ahí no me llamaron más, el medio me pagó con silencio… Estuve cinco años guardado, sin salir de mi casa, por la vergüenza que sentí por el hecho del que se me acusaba. Yo creo que a la Tiraboschi me la plantaron por salvar un hijo. Este mensaje se lo estoy mandado al que sabe que yo sé”. Una vez alguien le preguntó si le había pegado a Tiraboshi. “No acostumbro a hacer esas cosas con las mujeres. Hago otro tipo de estupideces, como enamorarme, por ejemplo”, respondió.