El Dr. Gargarella se centra en el motivo esgrimido por quienes convocan, cual es “la objeción democrática” hacia el Poder Judicial, poder contra mayoritario, lo cual significa que el mismo tiene el poder de dejar sin efecto leyes, decretos de los otros dos poderes (legislativo y ejecutivo) que son mayoritarios: elegidos por la mayoría en elecciones periódicas, lo cual lo hace a través del control de constitucionalidad.
Así fue diseñado hace doscientos años desde su nacimiento el Poder Judicial. El Dr. Gargarella señala que la crítica al Poder Judicial es pertinente pero no lo es la forma que hoy toma. Cabe entonces preguntarnos por qué dice esto, y lo dice porque quien más ha profundizado en “la objeción democrática” de la Corte Suprema es Raúl Eugenio Zaffaroni, quien recientemente propuso el aumento del número de jueces de la Corte Suprema a 15, dividiendo la misma en salas.
Zaffaroni propuso que algunas de esas salas se dedicarían al control de constitucionalidad y otras tendrían función de apelación o casatoria para decidir en definitiva sobre las distintas ramas del derecho: penal, civil, etc. Esta división de la Corte en salas, dice Gargarella fundadamente, agrava los riesgos de persecución judicial y también su reverso: los riesgos de impunidad judicial, puesto que es más fácil controlar a 2 o 3 jueces que forman la mayoría de la sala penal por ejemplo que a todos los integrantes de la Corte.
La Corte de esta manera, aumenta su carácter “anti republicano” que los convocantes de la marcha del 1F le endilgan, ya que bastan 2 o 3 civilistas de la Corte para formar la “mayoría” en una sentencia con autoridad final y esta pequeña mayoría con seguridad no conforma una Corte más republicana, sino todo lo contrario.
Con esta propuesta de Zaffaroni, la cual ya fue implementada en Salta, se acentúa la objeción democrática del Poder Judicial y de la Corte. Se precisa la democratización de la Justicia, a nivel federal y también a nivel provincial, pero esta iniciativa de la marcha del 1F no coadyuva a lograrlo, es solo un argumento utilizado cuando en realidad lo que se pretende, como lo afirma el Dr. Gargarella, es que las élites judiciales cambien de un color a otro.
Lúcida reflexión de Gargarella que sí aboga por una verdadera democratización de la justicia y también de la política, siendo una notable muestra de ello su libre reciente titulado “El Derecho como una conversación entre iguales: que hacer para que las democracias contemporáneas se abran por fin al diálogo ciudadano” publicado por Siglo XXI editores en setiembre del 2021. En este libro el Dr. Gargarella nos muestra la tensión entre constitucionalismo y democracia, analiza la objeción contra mayoritaria, y las preocupaciones por la igualdad, a la vez que examina experiencias de participación ciudadana y horizontalidad que implican una democracia más igualitaria a pesar del diseño constitucional actual que se ha vuelto un traje chico. Libro este cuya lectura recomiendo fervientemente