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¿UNA GUERRA CIVIL SOLAPADA?

Por Jorge Rachid

El comportamiento de los diferentes factores de poder de la oposición, sumado al conjunto de amenazas que se ciernen sobre la soberanía nacional, la agresión al conjunto del pueblo argentino por parte de los sectores dominantes de la economía, desde empresarios monopólicos de las cadenas alimenticias a especuladores financieros, con atentados selectivos y hechos de violencia connotados, de agresiones personales hasta edificios públicos, plagados de hechos de violencia verbalizados y amenazas múltiples, conjugan un cuadro de situación golpista, que se desarrolla apuntalado por una prensa hegemónica que alimenta el caldo del odio.


Si este despliegue de datos no forma parte de un diseño estratégico con objetivo determinado de acabar con el Gobierno nacional y borrar al peronismo, es porque estamos viendo una película equivocada. Estos sectores nunca tuvieron dudas, ni pudor, ni límites, ni humanidad en lograr sus objetivos a lo largo de la historia que repiten, en su ofensiva final sobre el movimiento nacional y popular en nuestro país.


Es la punta de lanza de su contraofensiva en una región, que se les ha escapado de las manos por decisiones de los pueblos, enfrentando al neoliberalismo y la prepotencia imperial, no ya de un estado como EEUU, sino de un poder sin rostro como son los Fondos Buitres
supranacionales que arrasan soberanías, endeudan a los pueblos y los hacen perder su condición de Patria, condenándolos a la Colonia, con los métodos que sean necesarios.


Siempre lo hicieron desde San Martín declarado traidor a la Patria por Buenos Aires, Facundo bandido por Rivadavia, Artigas buscado vivo o muerto por Alvear-Posadas, Rozas condenado por defender la Soberanía y la industria nacional, José Hernández por oponerse a la Guerra de la Triple Infamia al Paraguay, Urquiza traicionando la Patria de la mano de Mitre, que se
apropió de la historia, Sarmiento degollando criollos federales del Chacho, Alem-Irigoyen perseguidos por ampliar derechos políticos, Perón-Evita linchados mediáticamente y el peronismo perseguido, bombardeado, fusilado, encarcelado, exiliado y asesinado, Néstor-Cristina lo mismo con el aval de un Estado al servicio del colonialismo. Es una historia
resignificada a nuestros días por los mismos actores.
Pero hoy es una lucha solapada en términos democráticos, que se va diluyendo entre los
dedos, cuando avanzan las fuerzas de la anti-patria, que desde los cultural a los financiero, llegan al control institucional del Estado al cooptar las formas republicanas de Gobierno como la Corte Suprema de Justicia de la Nación, convertida en el tutelaje represor del colonialismo,
que transforma ese servicio de justicia en el garrote vil del control de la relación opresor-oprimido. Esa operación político institucional ha determinado la parálisis del sistema de gobierno del ejecutivo y legislativo, permitiendo sólo aquellos arreglos cosméticos, que no
comprometen los ejes estructurales de la dependencia.

De ahí se explica su avance sobre el peronismo y el movimiento obrero organizado, sumadas ahora las organizaciones sociales, que constituyen las vallas de defensa más firmes ante el avance destituyente.


Preanuncia esta situación la imposibilidad de cualquier tipo de diálogo entre oficialismo y oposición, lo cual descarta por inviable cualquier convocatoria al llamado consenso, que se quiere transformar en una rendición incondicional al enemigo, que pretende detener, como lo
hizo en los años macristas, las ciencias y tecnología, la educación y la salud, la defensa de la soberanía nacional y una posición de protección de los intereses nacionales y del trabajo y producción argentinos, en el ámbito internacional. Es decir una claudicación del destino de
Patria y una entrega de las mayorías populares al Dios Mercado que todo lo determina y con un Estado mínimo al servicio del capital privado.


Ese cuadro de situación, sumado a una guerra mundial en marcha, hace necesario plantear desde ahora, que los escenarios futuros serán violentos por la irrupción, como ya lo han hecho, de acciones programadas, dirigidas y financiadas por agentes locales y extranjeros que tienen
objetivos claros de creación de caos, provocación de crisis y desplazamiento del gobierno. Está escrito, fue realizado en otras partes del mundo bajo la misma operación, que en otros países se denominó “primaveras árabes”, presentadas como gritos de supuesta libertad y
democracia, que terminaron en colonizaciones de los pueblos y pérdida de soberanía. En nuestra región se la denomina la revolución de los colores, destinada a los gobiernos hostiles al decir de EEUU, en el tutelaje ejercido sobre “su patio trasero”, nuestros pueblos hermanos
reeditando la Doctrina Monroe. En ese tratamiento los peronistas figuramos primeros en la lista.


Por estas razones los llamados a la paz y a la concordia, los pedidos a los sectores empresarios y al poder real que tengan comprensión de la situación de millones de argentinos, caen en saco roto. Están determinados hacia un objetivo claro de rendición, es un diálogo de sordos
una súplica inútil y patética, porque el marco democrático ha sido arrasado por esta ofensiva, encabezada desde hace años, por el Poder Judicial, transformado en la verdadera cabeza de Hydra de la opresión colonialista, ejecutor último de la persecución al peronismo y de amparo a los sectores golpistas. Más claro aún es observar la falta de decisión investigativa del intento
de magnicidio de la Vicepresidenta, hasta la protección de los violentos nuevos “revolucionarios mercenarios”, que han hecho de la apropiada palabra “libertad” bandera,
financiados y empujados por los agentes y financistas del golpismo colonial.


Entonces en la encrucijada se imponen respuestas que no deben ser violentas porque la fuerza reside en el poder dominante, pero sí inteligente, audaz, creativa, movilizadora, apoyada en el pueblo argentino en las calles, como forma de superar las asimetría de poder y con la habilidad necesaria para dar batallas, desde la condición de inferioridad de fuerzas. No sirve ni gritar ni
lamentarse, sólo sirve la convicción de luchar como la ha hecho el peronismo en cada etapa histórica, sin claudicar ni resignarse a supuestas derrotas anticipadas, proclamadas por un enemigo en marcha hasta ahora triunfante, que no ha trepidado ni en la guerra pandémica ni en medio de una guerra mundial, en avanzar hacia su objetivos, sin importarle los costos sociales en el seno del pueblo de tal decisión, especulando en que todo deriva en pérdida de poder político del quien ejerce el Gobierno Nacional.


Ese camino que se está recorriendo es un reclamo de diálogo que no existirá sin una rendición explícita del peronismo y el pueblo peronista no permitirá, sin luchar una nueva claudicación.


Es hora de despertar las conciencias dormidas y salir de los pensamientos laberinticos neoliberales que llevan a la diáspora militante, antes que a la lucha, estimulando la
fragmentación y el sectarismo. Hay un enemigo y enfrentarlo con decisión es el llamado de la
hora.


El movimiento obrero organizado, los movimientos sociales, los curas de los pobres y humildes de la Patria, las Cámarasa PYMES, los 12 gobernadores, los partidos aliados, las organizaciones políticas nacionales, el PJ y todos los organismos de DDHH, conjunto de fuerzas del campo nacional y popular son la base de evitar esa guerra civil solapada, a la cual el enemigo nos quiere llevar, si somos capaces de reconocernos como pares, establecer ejes estratégicos sobre los cuales avanzar nosotros, abandonar la contestación permanente a la agenda del
enemigo y establecer la propia con una canasta de planteos que visualicen caminos de construcción política, que alimenten las utopías y esperanzas del pueblo argentino. Eso se dará si somos capaces de dar respuestas enérgicas desde el Gobierno a la ofensiva colonial, caso contrario habremos bajado los brazos y la historia no lo perdonará, más allá que miles sigamos
militando y luchando junto al pueblo, aún en el desamparo de una conducción que no termina de asumirse como totalidad, ni institucionalizarse como tal. Hoy es 2023, no mañana.

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