Años después de la tragedia que conmovió a América Latina, el caso fue reabierto en noviembre de este año, y las revelaciones surgieron durante una impactante conferencia del fiscal Tarek William Saab el 26 de diciembre.
En un giro escalofriante del caso que conmocionó al mundo del hip-hop en enero de 2015, se ha descubierto que Tirone José González Orama, conocido como Canserbero, no se suicidó, como se creía inicialmente, sino que fue víctima de un asesinato meticulosamente planeado por su propia mánager, Natalia Améstica.
En esta revelación, Améstica confesó que ella y su hermano Guillermo eran los responsables de la muerte de Canserbero y de su pareja en ese momento, Carlos Molnar.
La exposición incluyó un video donde Améstica detalla el horrorífico crimen y cómo fabricaron una escena falsa para ocultar la verdad. Según su confesión, drogó a Canserbero y Molnar con un té mezclado con Alpram para inmovilizarlos antes de llevar a cabo el brutal ataque.
“Se dio la oportunidad para hacerles un té, al que coloqué Alpram. Ellos bebieron una taza cada uno. Yo estaba en la cocina preparando la cena y ví cómo estaba Carlos que se me acercó, así que lo ataqué en el cuello por la espalda y el brazo“, relató la confesa asesina en el video.
La versión de Améstica continúa, describiendo cómo atacó a Molnar mientras aún estaba semiinconsciente, y luego se acercó a Canserbero antes de que cayera dormido para apuñalarlo en el costado. La escena del crimen fue cuidadosamente manipulada para aparentar un enfrentamiento entre los dos fallecidos, y así justificar un presunto suicidio por parte del rapero.
La confesión de Améstica también implicó a su hermano Guillermo y tres funcionarios del Sebin, quienes fueron sobornados con 1000 dólares cada uno para asesorar en la manipulación de la escena del crimen.
Este oscuro capítulo de la historia de Canserbero, el ícono del hip-hop latinoamericano, ha dejado a sus fans conmocionados. La justicia ahora tiene en su mira a los responsables, y mientras la verdad finalmente ve la luz, el legado de Canserbero perdura, recordado por sus letras profundas que abordaban problemas sociales y sentimentales.
