En un escenario desgarrador, el Hospital Patrón Costas de la localidad anteña se ve sacudido por acusaciones de violencia contra una joven madre y la trágica muerte de un recién nacido a manos del médico capitalino, el ginecólogo Fernando Huertas.
La historia, narrada por Camila Costas a InfoSalta, revela una pesadilla vivida y la desgarradora pérdida que dejó su paso por esta institución médica.
La joven de 23 años, madre primeriza, oriunda de Gaona, fue trasladada desde el Hospital Enrique Romero (El Quebrachal) el pasado 19 de enero, con una dilatación de cuatro centímetros. Sin embargo, lo que debería haber sido un proceso de parto normal se convirtió en una odisea de negligencia y dolor.
A pesar de llegar a las 4 de la madrugada, en condiciones de parto avanzadas, Camila enfrentó una espera prolongada debido a la tardanza del ginecólogo, quién debía llegar a las 7 de la mañana, pero arribó tres horas después de lo esperado. Durante esta espera, Huertas continuó con su atención médica, ignorando los síntomas evidentes de la paciente y desestimando la urgencia del caso.
“Me dijo que el bebé recién se estaba encajando y mandó a una enfermera que me retire el suero con el que me habían derivado desde el hospital de El Quebrachal”, indicó la joven y agregó que Huertas criticó el criterio de los profesionales del otro nosocomio diciendo que “se habían apurado en trasladarla, pero cómo ya estaba ahí, se quedaría hasta el lunes qué posiblemente comience la labor de parto”.
Cabe mencionar que desde el hospital Enrique Romero trasladaron a Camila por falta de ginecólogos. Durante toda la mañana del sábado 20 y hasta las 15 horas de ese día, la víctima de violencia obstétrica tenía contracciones y pese a la insistencia de la madre de la joven luego de largas horas de espera, Fernando Huerta, decidió revisarla increpando a la madre de Camila, cuestionándole que “si ella tenía hijos sabía cómo era el proceso para un parto, entonces debían esperar”, además indican las mujeres que se refirió nuevamente a la dilatación reiterándoles “qué debería esperar”.
La tragedia alcanzó su punto más álgido a las 18 horas, cuando Fernando Huertas vio que la joven “no daba más” y del dolor hasta transpiraba, decidió practicarle una cesárea de emergencia: “salió una enfermera y me dijo que le diera la ropa del bebé”, cuenta la abuela.
Y continúa: “Yo esperaba que me entreguen mi nieto, pero una doctora de apellido Castro salió a decirme qué el bebé estaba en estado crítico y lo iban a trasladar a Salta”.
Posteriormente el pequeño falleció, dejando a la familia sumida en el dolor.
La madre de la joven cuenta que la doctora Castro le dijo que “el bebé tenía problemas en los pulmones”, todo indicaría que sería por el líquido que aspiró debido a la larga espera. La madre de Camila considera que “lo hicieron pasar de tiempo”. Cabe resaltar que en todos los controles prenatales mostraban un bebé en condiciones normales.
Lo más alarmante y triste es que Camila, a pesar de su experiencia traumática, ha decidido no presentar una denuncia formal: “no voy a realizar denuncia, porque se que todo termina igual, lo que quiero es que esto no le pase a otra mujer más”, lo que expresa esta joven es la desconfianza y la percepción de impunidad que rodea a estos casos en lugares pobres de la provincia de Salta, saben que todo esto queda en la nada cuando hay una desigualdad de condiciones y el que denuncia es una persona pobre.
Sin embargo, busca crear conciencia sobre la importancia de garantizar un cuidado médico adecuado durante el parto, especialmente en comunidades vulnerables como la suya.
Este caso ha generado indignación en la comunidad y demandas de justicia, destacando la necesidad de una investigación desde el Ministerio de Salud para esclarecer los hechos y responsabilidades de Fernando Huertas.