•Por: Rita C.
La conexión entre la gestión de las emociones, las neurociencias y la política es innegable. Las neurociencias nos han brindado un mayor entendimiento sobre el funcionamiento de nuestros cerebros y cómo las emociones impactan en nuestras acciones y decisiones. Esta información es crucial en el ámbito político, donde los líderes deben comprender cómo las emociones pueden influir en sus propias decisiones y en las de los demás.
Un ejemplo claro de esto es la historia de Teresita Frías, quién sufrió el odio y la violencia de un individuo desequilibrado durante su jornada laboral. Tiempo después, este individuo se convierte en presidente del país, y el odio que recibió Teresita se multiplica a través de sus seguidores y votantes.
El resultado una vez más es la revictimización en los medios masivos de comunicación. Sin medir las consecuencias para la periodista y su familia
Las neurociencias también nos ayudan a entender cómo las políticas públicas y las decisiones políticas pueden afectar las emociones de la población. Por ejemplo, las políticas relacionadas con la seguridad, la economía o la salud pueden desencadenar emociones colectivas que influyen en la percepción de los ciudadanos sobre sus líderes y decisiones.
Es fundamental que los líderes políticos consideren el impacto emocional de sus decisiones y trabajen para promover un ambiente emocionalmente saludable en la sociedad. La gestión emocional en la política es esencial para mantener un clima de respeto, diálogo y entendimiento mutuo entre los diferentes actores políticos y la ciudadanía en general.
La interconexión entre la gestión emocional, las neurociencias y la política es crucial en la actualidad. Comprender cómo las emociones influyen en nuestras decisiones y en la percepción de las políticas públicas es fundamental para construir una sociedad más humana y amorosa.
