•Por: Teresita Frías
En un desesperado forcejeo, su agresor perdió la vida. Lo que siguió fue un largo y doloroso proceso judicial, que la criminalizó y la mantuvo detenida hasta que, finalmente, la justicia decidió otorgarle la libertad.
El 24 de marzo de este año marcó un antes y un después en la vida de F.V., una madre de dos hijos oriunda de El Talar, Jujuy. Tras años de soportar maltratos físicos y psicológicos por parte de su pareja, ese día, en plena madrugada, la violencia escaló al punto de obligarla a defenderse.
F.V. y su pareja se habían radicado en la capital salteña con la intención de empezar de nuevo, pero la realidad fue otra. La violencia continuaba, y esa noche fue el punto de quiebre. “Mi marido salió de casa el 23 de marzo a la mañana y no volvió en todo el día. Apareció borracho en la madrugada del 24″, relató F.V. en una entrevista exclusiva con InfoSalta.
El episodio que desató la tragedia comenzó con una escena de celos. “Me vio con una amiga, y cuando ella se fue, él empezó a celarme con el primo de mi amiga, diciendo que yo me estaba mandando mensajes con él. Le dije que no era cierto, pero seguía insistiendo. Le pedí que comiéramos tranquilos y nos fuéramos a dormir, pero me insultó y me pegó una piña en la cabeza”, cuenta la mujer, todavía conmocionada.
El ataque no se detuvo ahí. “Me agarró del cuello y me empezó a ahorcar. Me estaba quedando sin aire. Mientras me ahorcaba, me decía: ‘te voy a matar’. En ese momento, lo único que hice fue defenderme”, recordó.
F. fue detenida esa misma madrugada y quedó imputada por homicidio agravado.
Durante su detención, fue tratada con respeto por las celadoras, según contó ella misma. “No me humillaron, me trataron bien”, dijo. El 18 de abril, después de casi un mes en prisión, le otorgaron la domiciliaria, pero lejos de sus hijos, que permanecieron al cuidado de su madre en Jujuy, mientras ella esperaba que la justicia revisara su caso.
La abogada Sandra Bonari, ex jueza y defensora de F.V., fue fundamental en el proceso que permitió su liberación.
Gracias a su incansable labor, la jueza Claudia Puertas resolvió el pedido de sobreseimiento que había sido acompañado también por el fiscal. “Dispuso la inmediata libertad de F. y ordenó que se le retire la tobillera electrónica” confirmó Bonari en diálogo con InfoSalta. Aún se espera la resolución formal del sobreseimiento, pero la libertad de F. ya es un hecho.
Este hecho pone en relieve una realidad que viven miles de mujeres en Argentina: el calvario de sufrir violencia de género y, en muchos casos, verse criminalizadas por defender su vida.
F.V., hoy en libertad, busca reconstruir su vida y volver a estar con sus hijos. “Voy a salir adelante por ellos, con la ayuda de Dios”, expresó emocionada.
Con este caso, la justicia salteña ha dado un paso importante al reconocer la legítima defensa de una mujer que, durante años, vivió atrapada en el círculo de la violencia.
Pero su historia deja una marca profunda en la lucha por los derechos de las mujeres salteñas y la urgencia de garantizar su protección.
