Alertan sobre torturas con picanas, persecución y hostigamientos en el penal de Villa Las Rosas
La familia de un interno hace mas de un año viene exponiendo casos de vejámenes que sufre el muchacho por parte del personal del Servicio Penitenciario. Nunca obtuvieron respuestas.
El penal ya registra varios hechos de torturas que desde el 2013 fueron denunciados por la psicóloga del Servicio Penitenciario, María Marta Diez.
“Todo comienza hace dos años en la Alcaidía por un par de zapatillas. Porque los celadores no autorizaban la nota para que ingrese mi madre a ver a mi hermano”, cuenta Belén, quién junto a su madre vienen pidiendo a las autoridades un “trato mas humano” para con el jóven recluso.
“Ese día -refiriéndose al día que ingreso a la Alcaidía el muchacho- a la noche entran 10 lagartos que son los que hacen seguridad interna y le pegan […] los demás presos al ver esto queman un colchón para que dejen de maltratarlo”, asegura la mujer, además relata que en ése momento su madre habló con Néstor Guaymas, que era el alcaide pero le respondió: “que el no podía hacer nada”.
En esa oportunidad el interno realiza la denuncia pertinente “cuando los lagartos se enteran de esto lo presionaban para que levante la denuncia, pero en fin, la justicia termina dictaminando que no podía juzgar NN”, comenta Belén, además asegura la jóven que “raíz de esta denuncia empeora la situación, nos hacían problemas por todo ingresábamos a la visita y esperábamos una hora y no lo sacaban, nos decían que él no quería salir”.
Cuando el muchacho recibe la condena, es trasladado a la Unidad Carcelaria N° 1 de villa Las Rosas recibió más maltrato por parte de los celadores quiénes además le pusieron el apode de “derechito humano”, justamente porque su madre comenzó una incansable lucha pidiendo un trato más justo con las autoridades.
Por un dictamen judicial, el joven debe hacer tratamiento para las adicciones, la familia denuncia que los custodios encargados del traslado “se negaban a llevarlo o lo hacían salir hasta la puerta y lo regresaban a su celda”, alegando que “el móvil no estaba, haciéndole saber que ese trato era porque había denunciado, además lo obligaban a firmar la planilla en blanco donde ellos ponían que sí lo sacaban”.
El año pasado los internos realizaron una huelga de hambre pidiendo que “no tiren la comida a la basura”, en esa ocasión también castigaron al muchacho tildándolo de “instigador de esa medida”.
Belén aclara que “su hermano volvía del tratamiento y se lo llevaron castigado porque lo acusaron de ser el ‘cabecilla’ de la huelga pero no tenia nada que ver, ahí también le pegaron con cascos, con los palos de madera y le patearon la cara”. Esa vez fue el fiscal de DDHH Gustavo Vilar Rey y la familia del joven interno quienes hablaron con el director general del Servicio Penitenciario, César Rodríguez “que se comprometió a tomar medidas, pero ese mismo día, maltrataron a todos los presos para que levanten la huelga”.
Asimismo la familia cuenta que es un constante el destrato que reciben en las requisas “otro episodio de maltrato fué cuando ingreso a la requisa corporal la jefa que llevaba a cabo el procedimiento, me hace salir y me dice que ‘no iba a ingresar por mi vestimenta’ entonces pedí hablar con el director y comenzaron a filmarme, llamaron al 911 para que me saquen esposada. Me suspendieron la visita 2 meses. El director Rodríguez toma conocimiento y levanta la sanción porque comprueba que no era real”.
A mediados de agosto del año pasado hubo una pelea dentro del pabellón al muchacho lo sacan de su celda, golpean y en medio del trayecto a sanidad lo picanean, asfixian y lo desmayan. Lo paradójico es que el informe medico de la cárcel certifica que “no presenta lesiones”.
“Cuando nos enteramos de lo sucedido, fuimos a hablar con el director para saber como estaba mi hermano, nos permiten verlo, nosotras vimos que tenia la cara morada, la marca de los palos en la espalda. Salimos de ahí y pedimos hablar con el director pero sale el jefe Cabrera al cual nosotros le expusimos que queríamos que lo revisen en un hospital publico y burlándose nos dice que ‘nosotras llevemos el medico'”, asegura Belén.
Sin ningún tipo de ayuda ni respuesta la familia realizó el escrache público con pancartas fuera del penal, cuando el hecho tomó trascendencia pública “recién accedió a recibir a la familia el director de la cárcel Torres”. “Ahí también denunciamos en la fiscalia de DDHH”, sentencia la mujer.
“Había agua en el piso, las celdas son pequeñas, las puertas metálicas con un visor diminuto donde tienen 5 minutos únicos en el día para ir al baño o llamar a los familiares. Después deben orinar o defecar en bolsas. Están en total oscuridad. Y ahí mi hermano tenia que estar durante 90 días, hay personas que están desde hace tres años”
La situación del interno es tan grave que su madre pidió una audiencia con el Ministro Derechos Humanos y Justicia de Salta Marcelo Lopez Arias “quién decide trasladar al jefe Cabrera”. Pero esa no fué la solución, los vejámenes, el maltrato, el hostigamiento es tal que el muchacho “intentó suicidarse”.
A principios de abril la familia toma conocimiento que “lo pasaban a régimen de conducta porque -según un compañero de celda- a las 5 de la mañana entraron los lagartos con pasamontañas a la celda y comenzaron a golpearlos, a picanearlos en los testículos” y en ese momento trasladan al jóven al Pabellón G un lugar parecido a la Ex ESMA, relata Belén que fué de visitas y pudo ver las condiciones infrahumanas en las que estaba su hermano. “Había agua en el piso, las celdas son pequeñas, las puertas metálicas con un visor diminuto donde tienen 5 minutos únicos en el día para ir al baño o llamar a los familiares. Después deben orinar o defecar en bolsas. Están en total oscuridad. Y ahí mi hermano tenia que estar durante 90 días, hay personas que están desde hace tres años” cuenta Belén.
De todo lo relatado en esta nota según la familia “tiene conocimiento el Juez de Ejecución y Detenidos 1 Nominacion el Dr Quinteros, que jamas hizo nada y nunca quiso recibir a los familiares”.
Asimismo, según la familia “el Secretario de Políticas Penales, Pablo Alavila prometió que no iban a suceder mas las torturas pero volvió a ocurrir y los directores de la cárcel como el director general. Y el mismo ministro tiene conocimiento de absolutamente todas vejaciones que sufre no tan solo el interno señalado sino otros presos”.
Por último Belén cuenta que “hay presos a los que les quebraron dedos, les dislocaron los brazos por los golpes. Mi mama por denunciar es hostigada por el cabo Guerra hace dos años. En febrero a mi mama le armaron una sanción para prohibirle la visita porque están cansados de que se queje. A mi hermano le dijeron ‘si te hubieses callado y no hubieses avivado a los otros presos no hubieses llegado hasta aquí’. Los días de lluvia y visita nos dejan en el patio hasta que se le ocurre ir a un jefe y dar la orden para entrar a los pasillos o hasta que logran que los presos se alteren. Si hay peleas entre internos jamas ingresan hasta que están muriéndose. A principio de año los presos que eran castigados fueron llevados por los pasillos a la celda de castigo y soltaron los perros para que corran”.
A Torrico, Lasi, Cinco y muchos presos de alta peligrosidad son tratados con privilegio jamás estuvieron en los pablelones de torturas.