Violencia obstetrica: ¿se respeta la ley de parto humanizado?
El trato deshumanizado a la madre, el abuso de las cesáreas y la medicalización están entre las quejas más frecuentes; se busca lograr un cambio cultural en las prácticas médicas y cumplir la ley
“Me ataron las manos y no me animé ni a preguntar por qué”. “No dejaron que mi pareja estuviera presente en ningún momento”. “Me decían que no gritara”. “Dije que no quería que me rompiesen la bolsa, pero no me hicieron caso”. Estos son algunos de los recuerdos traumáticos que muchas mujeres tienen de sus partos. Reflejan una forma de violencia naturalizada, que se torna invisible y se cuestiona poco.
En la Argentina hay 700.000 nacimientos por año: cada hora nace un bebé. Sin embargo, la ley de parto humanizado Nº 25.929 (sancionada en 2004 y reglamentada recién en 2015), que promueve el respeto a la familia y que se la acompañe en la toma de decisiones seguras e informadas, tiene un cumplimiento bajo en el país. La extrema patologización del parto y la violencia obstétrica aún son una constante.
“Nos vamos siempre con la marca del sistema, en el periné por una episiotomía de rutina o en el útero por una cesárea”, sostiene la puericultora y psicóloga social Julieta Saulo, coordinadora de Las Casildas. “Por eso -agrega- es importante visibilizar el tema y hacer las denuncias cuando sucede alguna situación de violencia”.
Para los especialistas, hablar de parto humanizado significa generar un espacio donde la mamá, su bebé y la familia sean los protagonistas, y en el que el nacimiento se desarrolle de la forma más natural posible. “Los deseos y las necesidades de las mujeres son prioridad por sobre los de los profesionales”, resume Eduardo Fernández, director médico de la maternidad de Moreno Estela de Carlotto, una institución de referencia en la materia. Con el fin de difundir estos derechos, a partir de hoy y hasta el 20 de mayo, se celebra la Semana Mundial del Parto Respetado.
“Hace 33 años, en la época en la que empecé, el obstetra era el mandamás: no explicaba nada, los padres ni siquiera entraban a la consulta médica”, recuerda Rubén Luca, jefe de la División de Obstetricia del Hospital Santojanni. “Ahora, estamos trabajando en el cambio cultural de los equipos de las maternidades porque, además de que estamos convencidos, existe una ley que hay que cumplir”, señala el doctor.
Sorteando obstáculos
La falta de una estructura edilicia que acompañe a la legislación es una de las problemáticas señaladas tanto por las instituciones como por las mujeres que denuncian el avasallamiento de sus derechos. “Tenemos un centro obstétrico del siglo XX con una ley del siglo XXI”, enfatiza Luca. En el caso del Santojanni, fruto de un trabajo de dos años, se consiguió que en el 90% de los nacimientos, tanto por parto natural como por cesárea, la mujer esté acompañada por quien ella decida. “Pero necesitaríamos que el lugar sea completamente reformado para lograr más intimidad. Se pone un biombo y se hace lo que se puede”, explica Luca.
En el mismo sentido, Fernández asegura que por más falta de recursos que haya, siempre hay un espacio para empezar a aplicar la ley de parto respetado. Por ejemplo, cuando no se permite el acompañamiento con el argumento de no tener ropa descartable, se pregunta: “¿Se intentó decirle a ese papá o familiar que si consigue el descartable puede pasar? Porque, por más humilde que sea, tal vez lo intente. ¿Hicimos algo para que eso se revierta o es cómodo que sea así?”.
Las denuncias relacionadas con obstáculos edilicios son las que más recibe del ámbito público la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de Violencia de Género (Consavig), del Ministerio de Justicia de la Nación. “Incluso en algunos hospitales modelos no existe la disponibilidad edilicia para que una mujer pueda estar acompañada al momento de la ecografía”, señala Perla Prigoshin, titular de la comisión. En cuanto a los casos del ámbito privado -el 64% del total-, el trato deshumanizado es el principal motivo de violencia obstétrica.
Por otro lado, un eje del parto respetado es evitar el intervencionismo médico, como la tendencia a romper la bolsa de la embarazada, ponerle goteo, dejarla inmovilizada durante el preparto o practicar cesáreas innecesarias. Se trata de hacer frente a todo un sistema creado para acortar los tiempos. Ante eso, la ley garantiza la posibilidad de que la futura madre presente su plan de parto, pidiendo que se cumplan ciertas pautas, por ejemplo, que no la sometan a una inducción.
Los números de las cesáreas
Otra discusión central es la cantidad de cesáreas que se practican. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa ideal debe oscilar entre 10% y 15%, pero en la Argentina, uno de cada tres bebés nace por cesárea. En el sector público, los datos hablan de un 30%, y en el privado llegan hasta el 60%. Para Luca, “el número de la OMS es un poco bajo, pero un 30% sería el límite”.
El especialista del Santojanni señala que la cifra aumentó en los últimos años en las instituciones públicas especialmente por la tecnología que hay para revisar a la mamá y al feto, la que, bien aplicada, permite prevenir la morbimortalidad materna y perinatal. En cuanto a las cesáreas en ámbitos privados, el factor tiempo -entre otras causas- se vuelve una variable de peso.
Los expertos recuerdan que un parto respetado tiene que ver tanto con los derechos de la madre como con los del bebé. En este punto, otro dato revelador del informe de OVO fue que cuatro de cada diez mujeres no recibieron asesoramiento para amamantar.
“Tenemos leyes que hablan de la protección de la lactancia materna, dentro de la cual está contemplado el derecho de toda mujer a amamantar”, subraya Roxana Conti, pediatra jefa de la Unidad de Promoción y Protección de la Salud de la Maternidad Ramón Sardá.
Conti también hace hincapié en la importancia del contacto piel a piel entre la mamá y el recién nacido. Con el objetivo de favorecer el vínculo precoz, se promueve poner al bebé sobre el torso de su madre inmediatamente después del parto, para que se pueda prender al pecho en el transcurso de la primera hora de vida. “Indistintamente, sea un parto vaginal o una cesárea”, aclara la especialista, y remarca que se busca brindarle al bebé el mejor inicio de la vida, que es, justamente, la lactancia materna.
Este momento único e irrepetible, llamado “hora de oro”, no debería medicalizarse y ser interrumpido. La única circunstancia tiempodependiente es el “clampeo” (corte) del cordón umbilical, que debe ocurrir después de que deja de latir, cerca del minuto del nacimiento. Pesar, medir, vacunar o limpiar (ya no se aconseja lavar) pueden esperar.
“Lo ideal es que no se separe la mamá del bebé, por eso son tan importantes las nuevas unidades de trabajo de parto, parto y recuperación, donde todo ocurre en un mismo ambiente”, explica Conti, aunque es un recurso que no tienen todas las instituciones.
Trabajar en un cambio cultural es para todos los especialistas una de las claves. “Hay que empoderar a las mujeres para que exijan sus derechos”, remarca Prigoshin, de Consavig. También es primordial que los equipos médicos se actualicen y se formen desde la universidad en una mirada con perspectiva de género.
¿Qué derechos reconoce la ley?
Promueve que se respete y acompañe a la familia
Para la mamá
Ser informada
Sobre las distintas intervenciones médicas que tendrán lugar y participar en las decisiones
Tener un parto respetuoso
De los tiempos biológicos y psicológicos, evitando prácticas invasivas e injustificadas
Estar acompañada
Por quien quiera durante el trabajo de parto, parto y posparto
Para el bebé
No separarse de su mamá
Apenas nace y durante la internación, siempre que no requiera cuidados especiales
Sano desarrollo
Que sus padres reciban adecuado asesoramiento sobre los cuidados para su crecimiento
Identificación inequívoca
El método más usado: pulseras con numeración coincidente