Distintas encuestas realizadas en establecimientos educativos arrojaron una prevalencia de bulimia nerviosa y/o anorexia nerviosa en casi 1 de cada 3 jóvenes.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) constituyen un grupo de enfermedades biopsicosociales graves, con un alto riesgo de mortalidad. Los TCA se presentan como comportamientos alimentarios anormales, acompañados por una distorsión en la percepción de la imagen corporal y una preocupación excesiva por el peso y la comida. Estos comportamientos alimentarios persistentes afectan y deterioran significativamente la salud física y mental y el funcionamiento psicosocial de quienes lo padecen.
Los TCA se asocian a numerosas complicaciones médicas y psicológicas que varían según la intensidad del trastorno, la duración del mismo y el predominio del patrón alimentario restrictivo, compulsivo y/o purgativo, según indicaron las Licenciadas Marina B. González y Paz Magnanini, docentes de la carrera de Psicología, y la licenciada Regina Carbajal, docente de la carrera de Nutrición de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
Según la Sociedad Argentina de Pediatría, de distintas encuestas realizadas en establecimientos educativos se desprendió que hay una prevalencia de bulimia nerviosa y/o anorexia nerviosa en casi 1 de cada 3 jóvenes y estos datos tuvieron un crecimiento exponencial durante la pandemia. El 2 de junio cuando se conmemoró el Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) el objetivo fue visibilizar el tema, sensibilizar, aumentar el acceso a información veraz y erradicar mitos.
Abordaje a nivel psicológico y emocional de los TCA
Los tratamientos en los pacientes con TCA deben ser individualizados, realistas y adaptados al contexto y situación clínica de cada uno. El abordaje debe ser interdisciplinario con la integración de médicos clínicos, psiquiatras, psicólogos, nutricionistas y acompañantes terapéuticos, según las necesidades de cada paciente.
Las especialistas indicaron que, a nivel psicológico, se busca generar un espacio de escucha y contención que permita trabajar en la gestión emocional, conseguir un mejor ajuste social y confianza personal; trabajar sobre la autoestima, la imagen corporal y la aceptación del propio cuerpo. Además, hay que enfocarse también en modificar contenidos de pensamientos distorsionados respecto a la imagen corporal y el ideal de la hiperdelgadez.
Todo este trabajo debe realizarse en conjunto con las familias, brindándoles información sobre los TCA para que puedan acompañar al paciente comprendiendo su malestar y, en muchos casos, modificando hábitos y creencias. Es importante hacerlo de manera efectiva para prevenir también el “estrés del cuidador”. Finalmente, se tratan las complicaciones médicas, las alteraciones conductuales y la comorbilidad psiquiátrica y se previenen recaídas.
Desde lo nutricional, se busca restaurar o normalizar el peso y reducir o eliminar los atracones y los comportamientos purgativos que existan, así como minimizar la restricción alimentaria, proporcionar educación sobre patrones alimentarios saludables y promover la realización de ejercicio físico saludable.