El plan del gobierno nacional, según reveló Página 12, busca emular y radicalizar las políticas de Mauricio Macri.
En una movida que ha sacudido los cimientos del fútbol argentino, el gobierno de Javier Milei ha puesto en marcha una serie de medidas que podrían cambiar para siempre el panorama de los clubes en el país.
La reciente reelección de Claudio “Chiqui” Tapia como presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) ha desatado la respuesta del Ejecutivo, que busca asfixiar económicamente a las instituciones deportivas y abrir la puerta a las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
A pesar de que la Inspección General de Justicia (IGJ), por iniciativa de Talleres de Córdoba, había ordenado suspender la reelección anticipada de Tapia, la AFA desafió la normativa y celebró su asamblea según lo planeado.
Además, se aprobó la eliminación de los descensos en 2024 y se trasladó el domicilio social a Ezeiza, sacándolo de la jurisdicción de la IGJ, liderada por Mariano Cúneo Libarona, quien apoya la privatización de los clubes.
En un movimiento drástico, se derogó el DNU 510/2023 de Alberto Fernández y Sergio Massa, que otorgaba beneficios impositivos y permitía refinanciar deudas.
Ahora, con la nueva medida de Milei, los clubes enfrentan un escenario de extrema precariedad financiera, con un plazo de seis meses para adaptarse a las nuevas normas.
El impacto de este cambio es demoledor: los clubes más pequeños, pilares de la comunidad y la cantera futbolística, podrían no sobrevivir.
El decreto estipula que las asociaciones no podrán restringir el ingreso de sociedades anónimas si son reconocidas por la ley, empujando a las instituciones al borde del abismo.
La “motosierra” de Milei no solo amenaza la estructura del fútbol argentino, sino que expone a muchas entidades a la extinción, transformando un legado de pasión y esfuerzo en un negocio al mejor postor.