
El flamante mandatario asumirá el 1 de marzo de 2025, y destacó que la cooperación entre Uruguay y Argentina es esencial, incluso en un contexto de profundas diferencias ideológicas.
El domingo 24 de noviembre, Uruguay vivió una noche histórica con la victoria de Yamandú Orsi y Carolina Cosse, fórmula del Frente Amplio, que marcó el regreso de la coalición de izquierda al poder tras cinco años de gobierno neoliberal liderado por Luis Lacalle Pou.
Sin embargo, las primeras declaraciones de Orsi sobre la relación con el presidente argentino, Javier Milei, han acaparado los titulares de la región.
“La relación tiene que ser muy buena, no tenemos otra chance. Tendremos puntos de vista encontrados, pero los temas comunes exigen sentido común”, afirmó el mandatario electo en una entrevista con Radio Mitre.
El líder libertario argentino, por su parte, felicitó al presidente electo uruguayo a través de un mensaje de Cancillería: “La República Argentina felicita al pueblo uruguayo por su ejemplar jornada cívica y saluda al presidente electo Yamandú Orsi por su victoria. Ratificamos nuestro compromiso de trabajar junto a Uruguay para fortalecer la agenda compartida y el bienestar de ambos países”.
Un encuentro que podría marcar la agenda regional
Orsi confirmó que invitará a Milei a su ceremonia de asunción y anticipó la posibilidad de un primer encuentro en la cumbre del Mercosur, programada para los días 5 y 6 de diciembre en Montevideo.
“En las relaciones entre países no hay que inventar mucho”, sostuvo, enfatizando que la afinidad ideológica no garantiza necesariamente mejores vínculos, como lo demuestran episodios del pasado.
La relación entre Orsi y Milei se perfila como un eje clave para la región, especialmente en un momento en que América Latina enfrenta desafíos compartidos, como la integración económica, el comercio y la estabilidad política. La combinación de una “izquierda moderada” en Uruguay, como define Orsi su perfil político, y el libertarismo radical de Milei, promete generar tanto tensiones como oportunidades de diálogo.
Un triunfo con proyección regional
El regreso del Frente Amplio al poder fue celebrado como un símbolo de esperanza para los sectores progresistas de América Latina. El nuevo gobierno asume con el desafío de reconstruir derechos sociales, enfrentar las desigualdades y reposicionar a Uruguay como un bastión de la democracia y las libertades en un contexto global marcado por la polarización y la inestabilidad.
Orsi, quien superó por cuatro puntos porcentuales al oficialista Álvaro Delgado, definió su victoria como un mandato para el pragmatismo. “Esta moderación tiene que ver con lo que Uruguay está pidiendo. No tenés un país donde los extremos jueguen fuerte”, explicó. Aun así, el reto de liderar en un panorama político fragmentado será significativo.
¿Colaboración o choque de visiones?
El vínculo entre Orsi y Milei será observado con atención en la región. Mientras algunos lo ven como una oportunidad para demostrar que las diferencias ideológicas pueden gestionarse desde el pragmatismo, otros temen que las posturas antagónicas generen tensiones.
La cumbre del Mercosur en diciembre será la primera prueba de fuego para estos dos líderes, cuyas visiones opuestas representan los contrastes de América Latina en la actualidad.