Judiciales

Trata de personas en Nordelta: Liberaron al guardia de seguridad del Delta Center

Según fuentes cercanas a la investigación: “los testimonios de compañeros lo desvincularon de las prácticas abusivas denunciadas en la obra”.

La justicia liberó a C.S., un guardia de seguridad de 48 años, oriundo de Rosario de Lerma, quien había sido detenido en el marco de la causa Delta Center.

Ahora, C.S. se encuentra regresando a su hogar para reencontrarse con su familia, tras semanas de incertidumbre.

El hombre había sido detenido junto a Carlos Díaz Chilo, Pablo Pellegrino y Walter Mosca, C.S. fue señalado inicialmente, pero los testimonios aclararon que solo cumplía su rol de guardia, trabajando hasta 14 horas diarias bajo órdenes de sus superiores. “Era un trabajador más; lo quisieron involucrar en algo que no tenía nada que ver”, declararon sus compañeros.

El foco de esta causa son las brutales condiciones de explotación y abuso que imperaban en la obra, expuestas por el primer trabajador que se animó a denunciar anónimamente ante el Ministerio de Trabajo.

Un infierno en la obra

Este medio tuvo acceso al testimonio del primer denunciante anónimo, cuya identidad permanecerá en resguardo, esta persona describió un escenario digno de una pesadilla.

Trabajábamos 14 horas, pero solo se nos pagaban 12. Llegamos a estar dos meses sin descanso, incluso los domingos. Había días que trabajábamos hasta 26 horas seguidas”, relató a InfoSalta.

Además, mencionó las condiciones insalubres a las que estaban sometidos. “Yo fui uno de los primeros en llegar, esas primeras semanas no teníamos baños químicos ni agua potable. Al principio, teníamos que hacer hervir el agua sucia para tomar y llegamos a usar un tacho de pintura para hacer nuestras necesidades. Y si alguien se quejaba, recibía insultos o amenazas de despido por parte de Carlos Díaz Chilo”.

Según su testimonio, el abuso no era solo laboral: “Díaz Chilo nos insultaba frente a los dueños de los departamentos, nos obligaba a subir tachos de 20 litros hasta un séptimo piso por las escaleras. Al principio a las tres mujeres que llegaron las hacía cargar materiales como paneles de durlock o bolsas de cal hasta el séptimo piso; decía que ‘todas las mujeres eran suyas’. Si alguno de nosotros las llegaba a hablar aunque sea para pedirle algún material, era despedido sin paga”.

Amenazas y maltrato psicológico

El testimonio del ex trabajador del Delta Center también expuso las amenazas que mantenían a todos en silencio. “Díaz Chilo nos decía que quemaría nuestras casas o mataría a nuestras familias si denunciábamos lo que pasaba en ese edificio. A los más chicos los humillaba durante el almuerzo con palabras obsenas, les decía que cuando entren al baño los iba a violar, lo hacía en forma de juego, pero bueno, no deja de ser un maltrato”.

Y agrega: “Era un grupo de porteños, paraguayos y salteños en ese entonces, se nos prohibía salir por varios días, porque según él quería que avance la obra y hubo de esos días que trabajamos hasta 26 horas seguidas sin parar, nos llegó a dar mate y galletas saladas, se nos pagaba 1250 la hora, cuando le preguntamos porque no nos pagaba mas nos decía que ya estaba hecho el presupuesto y no nos podía subir el sueldo

Incluso, el denunciante aseguró que hubo momentos en que debían hacer “vaquitas” entre los compañeros para comprar comida, pero que igual se les descontaba del sueldo: “En un momento tuvimos que hacer vaquita y juntar plata para la comida de toda la semana igual no nos reconoció nada”.

Yo llegué gracias a un amigo que me comentó de ese trabajo inmediatamente le dije ‘vamos’ porque nos había prometido que el sueldo iba a superar más de 800 mil pesos, pero nos dimos con la realidad que no llegaba ni a la cuarta parte en muchas ocasiones”, recuerda el joven.

Una denuncia que rompió el silencio

La primera denuncia anónima al Ministerio de Trabajo fue la de este joven, quien ahora está sin empleo: “La primera denuncia que se hizo allá (por Buenos Aires) fue la mía, fuí el primero en denunciar de manera anónima y en ese momento llegó el ministerio de trabajo y por lo que sé no entraron, yo pensé que no había seguido mas el asunto, por eso no volví a llamar”.

Lo hice porque no podíamos más. Espero que Díaz Chilo y los otros responsables paguen por lo que nos hicieron. Personalmente para mi fue una película de terror”.

El primer día que llegamos fue a las 10 de la noche, nos hizo cambiar y nos mandó a trabajar, en ese entonces trabajamos cuatro días seguidos, con poco sueño (…) los insultos y maltratos que recibíamos, él los justificaba diciendo que ‘era lo mejor para uno’ que ‘así se forjan los buenos trabajadores’, a las mujeres lo mismo, no tenía compasión de ninguno…”, asegura este salteño.

“Me quedo debiendo 780 mil pesos, en algunas ocasiones yo le decía porqué trataba así a las mujeres pero no podía dejar de trabajar por que necesitaba la plata, las obligaba a que les masajee la espalda y los pies, yo no quería hablar pero ahora que veo que la justicia está actuando espero que esté muchos años preso por todo lo que nos hizo”.

“Decidí irme porqué el sospechaba que era yo el que le había mandando el ministerio de trabajo y ahí los maltratós hacía mí eran peores, hasta que un día unos compañeros me tuvieron que agarrar porque yo me contenía para no reaccionar”, finaliza el ex trabajador.

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