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La otra cara de las inundaciones: “el Estado aún no sacó ningún plan de emergencia y no brinda información para negar la realidad”

  • Por: Teresita Frias
Un profesor de una comunidad Wichi en Rivadavia Banda Sur, viajó para asistir a los damnificados por las inundaciones, y nos muestra la triste realidad que atraviesan los pobladores de los parajes que no fueron llevados a los centros de contención.

Joaquín Vázquez, es un joven sociólogo entrerriano que desde hace cinco años se desempeña como docente de nivel terciario en una comunidad Wichi. Participa en la Red de Apoyo Sanitario Intercultural -programa que funciona en el hospital Señor del Milagro- viajó llevando víveres para los damnificados por las inundaciones y muestra la situación desesperante de los evacuados.

“Lo que más bronca da de lo que sale a decir el gobierno a los medios es que ‘hay presencia, que está todo controlado’. Sí, la presencia existe como siempre existió en todas estas comunidades pero no hay medicamentos, no hay médicos, no hay ambulancias, entonces esto es lo mismo, hay un campamento del SAMEC -Sistema de Atención Médica para Emergencias y Catástrofes- y hay un médico boliviano cuando llegó el domingo por la noche me acerqué cuando terminó de atender le pregunté como esta acá la salud y me dijo: ‘está complicada, nos faltan medicamentos, hay mucha gente resfriada, enferma con diarrea y hay enfermos que son diabéticos, hipertensos y no tienen medicamentos’. También desde Defensa Civil me dijeron que ‘no hay colchones para repartir a 300 familias y la mayoría tiene solo un colchón por familia, el resto duerme sobre el plástico’. Los bomberos y el ejército son los que más logística tienen, el jefe de la policía me dijo ‘que no tienen herramientas para poder ayudar’ “.

Hay 98 familias de La Curvita y 28 familias de Monte Carmelo que perdieron todo, estas familias acamparon a la vera de la Ruta N°54 “nunca pensaron que llegaría el agua -nunca había llegado a tapar todo-, llegó de noche, 1,5 mts. Perdieron animales, siembra, motos, televisores, heladeras, mercadería, ropa. Quedó inundada la escuela, la sala de salud inaugurada el año pasado. Las casas de material quedaron torcidas y las de adobe desaparecieron“, resaltó el docente.

Fotos: Joaquín Vázquez

Ahora que está bajando el agua, quedó más de medio metro de barro, olores nauseabundos por los animales muertos. Joaquín cuenta que los pobladores de esos parajes “no piensan volver, pero no hay lanchas ni gomones para buscar las pocas cosas que quedaron”.

Lo que más necesitan los evacuados en este momento es: utensilios de cocina -ollas, platos, cubiertos-  frazadas o mantas de abrigo, colchones, calzado, ropa, mercadería, medicamentos.

 

Asimismo, Joaquín asegura que “la asistencia es limitada, hay un solo médico al que le faltaban medicamentos; defensa civil repartió colchones pero muchas familias recibieron solo un colchón, los plásticos los entregó el INTA. Los caciques se organizaron y reciben donaciones que van repartiendo de a poco”.

“Todos se lamentaban y lloraban: algunos se quedaron con deudas ya que estaban pagando motos que quedaron bajo agua; la gente con pesadillas, recordaban los animales llorando mientras se ahogaban, como salían burbujas de la tierra. Si no fuese por la solidaridad de la gente, estarían peor, hay que seguir ayudando porque el Estado aún no sacó ningún plan de emergencia y no brinda información para negar la realidad”, concluyó el docente.

 

 

 

 

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