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Lula da Silva llegó a la cárcel de Curitiba [EN VIVO]

El ex presidente de Brasil se entregó a la policía 26 horas después de que venciera el plazo dado por el juez Sergio Moro para su ingreso en prisión para cumplir una condena de 12 años por corrupción.  Poco antes, decenas de sus seguidores quisieron impedir su detención.

La Policía Federal tuvo que dispersar con gases lacrimógenos a partidario de Lula que protestaban en la puerta de la institución en el momento del aterrizaje del helicóptero en el que el expresidente fue trasladado hasta la prisión.

Los detractores del dirigente, por su parte, festejaron intensamente su encarcelamiento con pitos, cacerolazos y fuegos artificiales.

El ex mandatario se entregó a la policía horas antes en medio de tensas escenas protagonizadas por sus simpatizantes, que buscaban impedir que saliera del Sindicato de los Metalúrgicos.

Lula, de 72 años, salió a pie del sindicato ubicado en Sao Bernardo do Campo, en el estado de Sao Paulo, donde estaba atrincherado desde hacía dos días, para subir a un vehículo de la Policía Federal, que partió escoltado por una caravana de otros autos, mostraron imágenes aéreas de TV Globo.

El convoy se dirigió hacia el aeropuerto de Congonhas; desde allí, Lula fue trasladado a Curitiba (sur), a menos de una hora de vuelo, donde debe pasar su primera noche en una celda especial de 15 metros cuadrados, con baño privado.

Previamente, unas decenas de simpatizantes de su fuerza política, el Partido de los Trabajadores (PT), le habían impedido salir de la sede del sindicato, dando lugar a tensas escenas.

El líder del Partido de los Trabajadores (PT) se entregó a las autoridades en Sao Paulo 26 horas después de que venciera el plazo dado por el juez Sergio Moro para su ingreso en prisión.

El anuncio de su detención fue recibido con bocinazos en barrios de Sao Paulo y de otras ciudades brasileñas.

Lula anunció su intención de entregarse unas horas antes, al final de una misa frente a la sede sindical, en memoria de su esposa fallecida el año pasado.

En su discurso, Lula da Silva expresó su agradecimiento a su predecesora Dilma Rousseff y a otros dirigentes de izquierda. El ex jefe de Estado proclamó su inocencia y acusó al juez Moro de “mentir“.

La misa se llevó cabo en un camión de sonido convertido en capilla, frente al Sindicato de Metalúrgicos.

“Voy a cumplir la orden de cárcel (…) y cada uno de ustedes se transformará en un Lula”, afirmó el ex mandatario de izquierda (2003-2010), que se proclama inocente, desencadenando un clamor unánime de “¡Soy Lula! ¡Soy Lula!”.

“Hace mucho tiempo que soñé que era posible gobernar este país incluyendo a millones de personas pobres en la economía, en las universidades, creando millones de empleos”, proclamó, antes de ser sacado en andas del camión de sonido sobre el cual se había improvisado una capilla.

“Ese es el crimen que cometí (…). Y si fuera por ese crimen, de colocar a negros en la universidad, de que los pobres puedan comprar un auto, viajar en avión, seguiré siendo un criminal“, arengó desde la cima del camión.

Lula, favorito a las elecciones de octubre, tiene orden de prisión desde el jueves, decretada por el juez Sergio Moro, para empezar a cumplir una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero.

Moro le había ofrecido la posibilidad de presentarse “voluntariamente” en Curitiba antes del viernes a las 05:00 p.m., pero el ex sindicalista ignoró ese plazo y prefirió permanecer en su búnker sindical.

Recursos hasta el final

Sus abogados multiplicaron hasta último momento las tentativas de evitarle la cárcel, o al menos de que esta sea de corta duración. El viernes, presentaron un nuevo recurso, esta vez ante la corte suprema, alegando que el tribunal de apelación que confirmó y agravó la pena en enero no había examinado las últimas objeciones presentadas al fallo. Horas antes, un tribunal de tercera instancia rechazó una petición similar.

Los defensores de Lula critican la celeridad con que Moro emitió la orden de captura, menos de 20 minutos después de haber recibido luz verde del tribunal de apelación.

Pero el magistrado símbolo de la Operación Lava Jato, que desvendó una gigantesca red de sobornos enquistada en el Estado, con implicaciones de prácticamente todos los partidos, descarta esos cuestionamientos.

“(Lula) fue condenado por lavado de dinero y corrupción. Es preciso ejecutar la sentencia. No veo ninguna razón específica para aplazarla”, dijo Moro en una entrevista concedida el viernes a la China Global Television Network (CGTN).

La esposa de Lula, Marisa Letícia, falleció en febrero del 2017. Este sábado habría cumplido 68 años. Su nombre figuraba en la causa que llevó a la condena de Lula, como beneficiario de un apartamento en un balneario ofrecido por una constructora a cambio de facilidades para obtener contratos en Petrobras.

Lula siempre negó esos cargos y al despedir a quien fue su compañera durante cuatro décadas y con quien tuvo tres hijos expresó su deseo de que “los criminales que levantaron ligerezas contra Marisa tengan (un día) la humildad de pedir disculpas”.

El Partido de los Trabajadores (PT), que Lula cofundó en 1980, junto a otros partidos de izquierda, así como el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y otras agrupaciones sociales y sindicales organizaron el viernes manifestaciones en unas 50 ciudades y cortaron carreteras en varios estados.

El epicentro de la “resistencia” es Sao Bernardo, donde muchos manifestantes defendieron al hombre que durante su gestión sacó a millones de personas de la pobreza, con los vientos a favor de los precios de las materias primas y la atribución de programas sociales como Bolsa-Familia que se convirtieron en modelos mundiales.

En Curitiba, otras campanas sonaban.

Roberto Silva, un profesor de 49 años, se paseaba disfrazado de médico con una nariz de payaso frente a la sede de la Policía federal (PF) donde Lula será recluido.

“Estamos aquí para evitar que otro condenado se vea imposibilitado de purgar su pena y salga sin daños una vez más, tomándonos por payasos”, afirmó, en referencia a algunos casos famosos de personas que después de arrastrar durante años sus procesos fueron liberados a causa de problemas de salud.

“Lula es un símbolo muy importante de la izquierda. Yo estoy totalmente en contra de esa visión del mundo”, dijo a su vez Igor Merchert, un empresario autónomo de 27 años en la capital del estado de Paraná.

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