China insta a abstenerse de lanzar acusaciones infundadas y a basarse en hechos en el caso del asesinato de civiles en Bucha
El representante permanente de China ante la ONU, Zhang Jun, hizo un llamado este martes a evitar las “acusaciones infundadas” al momento de investigar lo ocurrido en la ciudad de Bucha, situada en las proximidades de Kiev.
“Cualquier acusación debería basarse en hechos. Antes de sacar conclusiones, las partes deberían actuar con cautela y evitar acusaciones infundadas”, precisó durante su intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Zhang Jun asegura que las circunstancias y las causas de esas muertes deberían “depurarse y aclararse”. Al mismo tiempo, recalcó que su país apoya todas las medidas destinadas a aliviar la crisis humanitaria e hizo un llamado a las partes a respetar el derecho internacional humanitario, y a proteger y garantizar la seguridad de los civiles. “Cualquier ataque contra civiles es inaceptable y no debería producirse”, dijo.
Por otro lado, el representante insistió en que China opta por el diálogo y la negociación como único camino hacia la paz, a medida que aumentan las tensiones en Ucrania. Asimismo, hizo un llamado a ambos actores del conflicto a “respetar la dirección de las negociaciones” y a seguir acentuando las condiciones para lograr una “solución integral”.
En este contexto, el representante subrayó la importancia de que la comunidad internacional cree condiciones favorables y un entorno adecuado para las negociaciones. “[La comunidad internacional debe] abrir espacios para la solución política y no debería instaurar obstáculos para aumentar la resistencia a la llegada de la paz, y menos aún avivar el fuego que agrava la confrontación”, agregó.
En este sentido, Zhang opina que para Pekín las sanciones “no son un medio eficaz para resolver el problema”, ya que pueden “acelerar los efectos secundarios de la crisis y generar nuevos y complejos problemas”. La aplicación de todas esas medidas restrictivas de forma indiscriminada es equiparable a “armar y politizar la economía mundial” y podría desencadenar graves crisis en materia de comercio, energía, industria, alimentación entre otros.
“[Las sanciones] están poniendo en peligro décadas de beneficios alcanzados por la comunidad internacional y hace que todos los países y todas las personas estén pagando un precio muy alto. La mayoría de los países en desarrollo no son parte del conflicto y no deberían verse involucrados y obligados a sufrir las consecuencias”, señaló.