Ante la proximidad del juicio contra su agresor y el de su pequeña hija, la referenta de Madres Protectoras en Salta, luego de cinco largos años de sufrir la revictimización institucional en las distintas instancias del Poder Judicial, Yanela brindó una entrevista dónde detalla todos los dolores que le provocó el sistema judicial salteño.
Yanela Barrios una madre protectora, que hoy en día es sostén de muchas salteñas que padecen lo mismo que ella atravesó pasó por el estudio de Radio Dinamo, en el programa La Colmena Info, que se emite todos los martes de 19 a 21 horas, y expuso su caso que no es un hecho aislado, sino que forma parte de la violencia, abuso y la criminalización hacia las mujeres que aún existe en el sistema judicial de la provincia.
“Vemos que hay un estado totalmente ausente, los tres poderes hacen constantemente un atropello sobre los derechos de niños, niñas y adolescentes y a los derechos de las mujeres en estas cuestiones”, expresó y agregó que en muchos juicios tardan años en hacer que los niños presten declaración, exponiéndolos durante largos años a un proceso y dónde la justicia intenta revincularlos con el agresor: “[…] queda una tan expuesta, no sólo por el poder judicial, sino en mi caso particular, al ataque de la familia del agresor. La justicia en vez de prever esto y de resguardar a la víctima, y de actuar en consecuencia y protegerla, no lo hace, y encima ataca y actúa en concordancia con ellos, no con la víctima”.
Además, aseguró que el sistema judicial en sí es machista, está todo ideado para proteger más al agresor sexual en estos casos que a las víctimas: “vemos un entramado tan grave en esta situación donde la revictimización es constante hacia los niños, la criminalización hacia las mujeres sobre todo, y este modo de adoctrinar y de acallar, de dilatar las causas para que estos agresores sexuales lleguen con una impunidad total, o salgan sobreseídos en la mayoría de los casos. Casos que no llegan a juicio siquiera por la inoperancia del sistema”.
En este sentido, comentó a modo de ejemplo acerca del caso Arcoíris (una nena de 6 años que relató haber sido abusada por su abuelo paterno en La Rioja, y ahora la Justicia busca detener a su madre y entregar a la menor de edad, a su ex; beneficiándo en todos sus fallos a la familia paterna) y del cual enfatizo que “la dilatación de la causa hizo que llegara a un sobreseimiento con el ‘beneficio de la duda’, que no quiere decir que sea inocente”.
“Un caso donde la mamá está detenida por querer proteger a su hija; entonces vemos a nivel nacional esto y en Salta es aún peor todavía la revictimización, las asesorías de menores que tendrían que estar para proteger al menor le dicen a esta mamá que tiene que revincular al menor con el agresor sexual”, señaló Barrios.
En cara al juicio de su caso, que tiene fecha prevista para el 5 de octubre (luego de tres años de haber inicializado la causa), Yanela comentó: “empecé a capacitarme, empecé a exigir mis derechos, pero no es así en el común de las mamás de las víctimas”. “Mi lucha inicia a raíz de la denuncia de mi hija, ella sufrió violencia sexual. Mi lucha empieza desde el lado de la revictimización de los niños, niñas y adolescentes y sus derechos, y hacia las mujeres por proteger a sus hijos, y por sentirme tan sola, tan desprotegida, tan desinformada de todo; porque era una revictimización constante, un ataque constante de la justicia y el hostigamiento de la familia (del abusador, padre de la niña Dulce) que no cree en la menor”.
En este mismo contexto, declaró: “yo tuve 5 pericias psicológicas, estuve siendo investigada hasta hace poco por la fiscalía especializada, porque ya no tienen de dónde sacarme. Vengo a hablar del tráfico de influencias […]sé que hubo un montón de tráfico de influencias porque uno es “hijo de”, “sobrino de” […] todas estas cuestiones, no solo la dilataron, sino que hicieron desaparecer expedientes. Desde el momento cero el acusado tiene una defensa, no así la víctima”. Además, recalcó que “la mayoría de los equipos técnicos de psicología, que teóricamente tendrían que asistir, no tienen una perspectiva de género”, haciendo que las víctimas en casos como este realmente no puedan contar con la asistencia que les corresponde por derecho.
En este sentido, expresó “una mamá nunca tiene que dejar de denunciar cuando ve esto, obviamente le tiene que creer a su hijo por más que te salgan a atacar”.
Resulta importante destacar que el imputado en cuestión, ya cuenta con requerimiento de juicio, tuvo un pedido de detención que no fue llevado a cabo, y, no obstante, desde el juzgado se le otorgó permiso para irse de vacaciones a Italia. La referente de Madres Protectoras comentó al respecto: “es una desigualdad total, una violencia institucional, pudiendo haber peligro de que se fugue y no vuelva”. “Mi causa es una causa testigo, el agresor está llegando a juicio con dos imputaciones porque no sólo está imputado por abuso hacia mi hija, sino también por abuso hacia mí. [..] lo grave de esto es que la misma justicia, viendo tantos elementos como para detenerlo, hace que el tipo llegue a un juicio libre. Si vemos que esto ya está muy mal encaminado, estoy viendo que esto va a ser para que salga sobreseído”.
Barrios recibió no solo hostigamiento por parte de la familia del agresor, sino también del poder judicial, ya que cuenta con 12 causas por “desobediencia judicial” por no haber podido acceder a una psicóloga dentro del sistema público de salud, y dijo: “no tenemos un sistema de salud garantizado para las víctimas, deambulaba por los hospitales públicos buscando una psicóloga pero no estaban, y el sistema judicial me hostigaba”. Finalmente, la referenta expresó: “Lo único que pido es justicia para mi hija y para mi, yo pido que los jueces se pongan en el lugar de una mamá en estos momentos y que ahora le crean a ella. Pido a los jueces que, actúen como corresponde y empiecen a dar una sentencia ejemplificadora”.
De este modo la referenta, convocó para el día 5 de octubre la sociedad y compañeras militantes les brinden apoyo tanto a ella como a la niña Dulce afuera del poder judicial de Salta. Su caso, no es el único. Hay muchas madres que sufren en silencio y sin compañía en la provincia y el país.
