•Por: Teresita Frías
En el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, firmada en la Asamblea General de la ONU en París, el mundo conmemora hoy la garantía de la igualdad, dignidad y derechos fundamentales para todos los seres humanos. En su primer artículo, se proclama que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.”
Paralelamente, Argentina recuerda los 40 años desde que Raúl Alfonsín asumió la presidencia, marcando el restablecimiento de la democracia tras siete años oscuros de dictadura cívico-militar. Este período, lamentablemente, se cobró la vida de 30.400 compatriotas.
Sin embargo, este aniversario se ve empañado para el 44% de los argentinos y otros que cuestionan sus elecciones. Inicia un nuevo capítulo con la asunción del presidente Javier Milei, acompañado por una comitiva que reivindica genocidas y propaga discursos de odio. Este nuevo líder, que cuestiona principios fundamentales, presenta desafíos significativos para los derechos humanos.
Milei, quién ve los derechos como privilegios, minimiza la disparidad y la violencia de género. Su visión de la salud y la educación como negocios genera preocupaciones sobre la accesibilidad universal a estos servicios. Asume creyendo que los gritos en un discurso son revolucionarios, planteando incertidumbres sobre la unidad y el respeto en la sociedad.
Argentina se embarca en cuatro años de resistencia, de construir trincheras para cuidarse y sostenerse. Incluso para aquellos que eligieron este camino, se vislumbran tiempos difíciles. Mientras se espera lo mejor para el país, la historia latinoamericana sugiere un panorama oscuro y desafiante. La bronca y la angustia se permiten hoy para impulsar un retorno fuertes, organizados y, sobre todo, juntos.
