El legislador salteño que supo enriquecerse a costa del pueblo que dice representar, vuelve a estar en el centro de la polémica esta vez por presentar un proyecto que lo benefició con un aumento mensual millonario.
En una argentina dónde hay más de un millón de niños con hambre, Juan Carlos Romero, el ‘Zar’ salteño que logró notoriedad por negociados que le valieron el control de buena parte de la provincia, elaboró proyecto que llevó a los senadores nacionales a aprobar un aumento de sus dietas hasta los ocho millones de pesos en bruto, lo que se traduce en cinco millones en mano tras los descuentos.
La propuesta, que fue sancionada por la Cámara Alta casi sin oposición y en tiempo récord, tiene la marca registrada de Romero, quién no solo es uno de los hombres más poderosos de Salta, sino también en uno de los más cuestionados.
Con causas judiciales aún pendientes y una fortuna amasada a través de negocios que dejan mucho que desear, este senador salteño sigue acumulando privilegios.
El aumento, que fue el resultado de un acuerdo en la Comisión Negociadora paritaria del Congreso, eleva las dietas en bruto de los senadores a nueve millones de pesos, consolidando una vez más la brecha entre la clase política y el ciudadano común.
Mientras tanto, en la Cámara de Diputados, el impacto será menor, ya que el presidente Martín Menem decidió no vincular el aumento de las dietas de los diputados a los incrementos salariales del personal legislativo, limitando así su alcance.
En abril, Romero logró que su proyecto para atar los ingresos de los senadores a los aumentos del personal legislativo se aprobara sin apenas debate, en una sesión que duró menos de dos minutos.
Sin embargo, esta maniobra no hizo más que reforzar la imagen de un político que, lejos de trabajar por el bienestar de su provincia, parece estar más interesado en llenar sus bolsillos y perpetuar su poder.
La vicepresidenta del Senado, Victoria Villarruel, intentó desentenderse de la decisión, afirmando en redes sociales que no tiene herramientas para frenar este tipo de resoluciones. Pero lo cierto es que, una vez más, los senadores nacionales se aseguraron un aumento en medio de una crisis que golpea duramente a los argentinos, demostrando que, cuando se trata de beneficios propios, la clase política actúa con una celeridad que en otros temas parece no tener.
Así, mientras Juan Carlos Romero sigue manejando los hilos en Salta y sumando ceros a su cuenta bancaria, el pueblo salteño muere de hambre.