Del infierno al milagro: Brisa sobrevivió al 88% de quemaduras siendo bebé, gracias al Garrahan, y hoy es modelo y atleta

Cuando tenía solo siete meses, un incendio la dejó al borde de la muerte. Fue trasladada en avión sanitario al Hospital Garrahan, donde la salvaron. Hoy trabaja en la Municipalidad de Salta, gana medallas como atleta y triunfa en el modelaje. “Me miro al espejo y me gusta lo que soy”, afirma con fuerza y dulzura.
Ayer, Brisa Belén del Milagro Tejerina sopló 25 velitas. Pero cada año que cumple es más que un festejo, es una victoria. A los siete meses, un incendio casi le arrebató la vida. Estaba dormida cuando las llamas envolvieron la casa y quemaron el 88% de su cuerpo. Lo que vino después fue una verdadera carrera contra la muerte.
La gravedad de sus heridas obligó a su traslado urgente desde Salta hasta el Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan, en Buenos Aires. Allí, un equipo médico le salvó la vida. Perdió su mano izquierda y sufrió quemaduras profundas, incluso en zonas vitales de la cabeza.
Estuvo casi dos años en terapia intensiva, entrando y saliendo de quirófanos, aferrada a un hilo de esperanza. Contra todos los pronósticos, Brisa sobrevivió.
Detrás de esa recuperación hubo otra heroína, su abuela Mirta Corvalán, a quien Brisa llama “mamá”. Ella dejó todo para cuidar de su nieta y convertirse en su sostén incondicional.
Brisa creció enfrentando miradas, cirugías, silencios, y también amor. Mucho amor. Su frase cabecera lo dice todo: “Amo lo que soy”. Y lo dice de verdad.
Una atleta con alma de campeona
A los 14 años, Brisa encontró en el deporte su lugar de empoderamiento. Se entrenaba en el Centro de Deportistas Adaptados con los profesores Claudia Trujillo y Enzo Dorado. Competir la transformó. Participó en los Juegos Evita, ganó medallas de bronce, plata y oro en distintas disciplinas: 100 y 150 metros, lanzamiento de bala y carreras de velocidad.
En una competencia en San Pedro de Jujuy, llegó tarde a la línea de partida porque no escuchó la señal de arranque… y aun así ganó. “Lo que me propuse, lo logré siempre”, asegura.
Además de su carrera deportiva, trabaja como secretaria administrativa en el Área de Deportes de la Municipalidad de Salta.
Modelo por decisión, no por validación
En 2020, en plena pandemia, dio otro paso inesperado, el modelaje. Subió una foto a redes y recibió una propuesta para participar del certamen “Miss Belleza Mundial”.
No solo ganó, sino que fue elegida como la más votada, la mejor compañera y la mujer más fuerte.
Hoy es modelo profesional internacional y forma parte de una agencia en Salta capital. Desfila, posa, y sobre todo, inspira. “No me haría una reconstrucción de la cara. Me gusta como soy. Esta soy yo”, afirma.
Ayer, cuando Brisa celebraba sus 25 años rodeada de afecto, también celebraba la vida. Una vida que casi se apaga entre llamas, pero que hoy brilla con fuerza, autenticidad y amor propio.
Porque el fuego podrá haber marcado su cuerpo, pero jamás tocó su alma.