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Metán | Carta abierta de una víctima de abuso sexual por parte de su padre: “no se puede hacer nada con tu caso porque prescribió”

No puede usar su nombre real. Fue abusada sexualmente por su progenitor cuando era tan solo una niña de 4 años, no encontró respaldo ni siquiera en la Justicia porque su caso prescribió. Algunas víctimas sufren las siguientes preguntas cuando deciden denunciar a su violador son: “no ofreció suficiente resistencia por lo tanto no es violación es abuso” “la niña no hablo, por lo tanto no vivió el abuso como algo traumático” “ ¿la madre donde estaba?”.

El hombre muy reconocido en San José de Metán no fue sancionado a pesar de haberla atacado hasta los 16 años, ya que para la Justicia la denuncia de la joven prescribió, además aún sigue ejerciendo la función pública. Es así que la víctima, autora de la siguiente y conmovedora misiva decidió escribir su triste experiencia para ayudar y concientizar a una sociedad que muchas veces mira hacia un costado.

  • Aquí la Carta:

Mi nombre es “Ana”… y sufrí abuso sexual en mi infancia por parte de mi padre biológico desde los 4 años hasta los 16, es tan doloroso reconstruir los hechos, mi mente los bloquea como un mecanismo de defensa.

Pase 22 años de mi vida reprimiendo recuerdos, no quería hablar de los abusos, me dolía mucho me daba miedo, sentía vergüenza, culpa. Sentía que era mi responsabilidad que yo lo había provocado. Durante mi niñez y adolescencia sentía culpa por no poder hablar, por no poder contarle a mi mama. El abusador te hace sentir cómplice de lo que te hace, te dice que lo tenes que ayudar a que eso no suceda, que si se entera mama se va a enojar, entonces no hablas. En mi caso yo pude poner en palabras lo que me estaba sucediendo cuando tenía 16 años y me invadió la vergüenza, la culpa y luego no quise nombrar más el abuso. Me calle, en mi familia hubo un manto de silencio, ese silencio tácito, donde nadie te dice que te calles, pero a la vez todo queda ahí. Algunas instituciones también callaron, porque en el momento que al fin me sumo en valor y coraje en el año 1997 y logro hablar mi madre me llevó a la fundación que se encontraba en el paso nivel en la calle Güemes de la ciudad de San José de Metan, la “Fundación Lapacho” en ese lugar nadie me contuvo, nadie hizo nada.

En el colegio secundario dónde asistía tampoco nadie hizo nada, cuando se enteraron. Es así que ya con 16 años decidí migrar a Villa María, Córdoba, para resguardarme del abusador.

Paso el tiempo, sobreviví como pude, formé una familia y otra vez la sombra y esa mochila que no había perdido peso me perseguían. Llegó el momento de no esquivar mas mi pasado, esa mochila y esa sombra se manifestaban en mi cuerpo, hasta afectaba mis relaciones con los demás. El silencio, de repente no podía hablar en una situación cotidiana, me sudaban las manos, temblaba, tartamudeaba, me aislaba cada vez más. Era terrible para mí hablar delante de un grupo reducido de personas, me costaba la exposición.

El tocar fondo, el revólver mierda literalmente, hacer terapia durante años me hicieron renacer como el Ave Fénix, me llene de fuerzas para no dejar que ese abusador siga lastimando niñas -ya que se dé otro caso- por eso es que me anime a denunciar. Lamentablemente es tarde para la Justicia y mi causa cayó en la discusión sobre  la posible prescripción.

Hice la denuncia el 27 de abril de 2018 y pude constatar en carne propia la segunda vulneración a la que te someten, cuando fríamente te dicen: “no se puede hacer nada con tu caso, porque prescribió”, como si tu historia tuviera fecha de vencimiento, yo sentí que nuevamente era vulnerada y esta vez por el sistema judicial que no deja de ser el reflejo de este sistema patriarcal perverso. Algunas personas me atendieron bien, a otras no les quedo otra ya que junto a mi mama íbamos preparadas por un grupo de abogadas con orientación de género. Y yo por sobre todo estaba fuerte.

Pero considero que no es justo para el común de las personas, porque cuando el dolor es inminente vas roto, desarmado sin saber muy bien que hacer como hacerlo, y si no tenes la oportunidad que yo tuve de estar acompañada por abogadas, psicóloga, amigos, agrupaciones feministas. Se necesita que las instituciones estén a la altura de la circunstancia, al menos que estén preparados para estos casos, y te topas con un sistema judicial frio con gente que no tiene un mínimo de preparación en género y el puesto le queda grande, te re victimizan: “no ofreció suficiente resistencia por lo tanto no es violación es abuso” “la niña no hablo, por lo tanto no vivió el abuso como algo traumático” “y la madre donde estaba?” estas afirmaciones las hacen algunos jueces, estas afirmaciones son hirientes, retrogradas. Corren de foco la problemática y justifican al abusador, al violador.

Cuando yo fui a denunciar entraba y salía gente todo el tiempo de la habitación donde nos encontrábamos, la asistente social se tuvo que poner en la puerta para poder tener un poco de privacidad, no tenían un espacio físico adecuado. Recorrer el ámbito judicial es tarea ardua, necesitas estar entera y con energía extra ya que tu sanación lo requiere y es lo más importante.

Es increíble el momento en el que logras hacer el click y sacarte la mochila de la espalda, del alma. En este camino que llevo recorrido, en este segundo nacimiento, conocí muchas personas maravillosas, a los que yo llamo mis ángeles. Este camino que empecé primero de sanación emocional, ahora se transformó en un camino de lucha a nivel judicial.

Me puse en contacto con chicas sobrevivientes de todo el país que me invitaron a formar parte de la campaña contra la prescripción de los delitos sexuales en la infancia. En este espacio de lucha las sobrevivientes de mi edad o mayores, encontramos un bache jurídico ya que la ley no nos favorece ya que nuestros casos, nuestros hechos sucedieron antes de la promulgación de la Ley Piazza 27.206 que dice que la prescripción se suspende mientras que la víctima sea menor de edad e incluso hasta que habiendo cumplido la mayoría de edad pueda formular por si la denuncia-2011-, que luego de una modificación no establece tiempos para la prescripción “ley de respeto a los tiempos de las victimas”-2015- pero esto es para los delitos cometidos después de la entrada en vigencia de dicha ley -2015- ya que la misma no es retroactiva. Desde la campaña exigimos al estado que nos deje acceder a un juicio justo, que no nos niegue ese derecho, que se investiguen nuestros casos. Ya que los delitos de abuso sexual en la infancia constituyen la primera vulneración a la que nos someten y no deben prescribir, como tampoco lo hacen las secuelas que llevamos de por vida.

A mí me mueve el hecho de saber que hay otras personas que aún no se animaron a hablar, me mueve el saber y contar que otra forma de vida es posible, que se puede intentar ser feliz a pesar de lo vivido, que es posible reconstruirse, abrazar a esa niña que fuimos, dolida, a la que le robaron la infancia.

Animo a todas las mujeres y hombres que fueron abusados, sometidos, ultrajados, a sacar la voz, porque tenemos que terminar con los abusos, con la cultura de la violación, debemos proteger a nuestras futuras generaciones y no se va a lograr si no es visibilizándolo, hablándolo y mostrando a los docentes que deben poner especial atención con determinadas conductas de los pequeños y adolescentes, también a los padres para que puedan acompañar y contener en vez de callar por miedo o vergüenza.

A los niños y adolescentes enseñarles que su cuerpo es su territorio que nadie puede tocarlo más que ellos. Y que pueden contar con nosotros si algo les sucede que les vamos a creer, porque los niños/as, adolescentes no mienten, los abusadores sí.

Los abusos sexuales suceden en cualquier clase social, hay abogados, sacerdotes, médicos, sindicalistas algunos justamente se escudan en sus profesiones o sector socio-cultural para cometer sus crímenes con impunidad.

Soy una agradecida de estar en los espacios que transito, las agrupaciones feministas porque me dan las herramientas para seguir la lucha, es muy fuerte lo que se genera cuando las mujeres nos unimos.

Deseo que mi experiencia les sirva para empoderarse y no callar, no más miedo a los abusadores!

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