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Preocupa la velocidad y la falta de controles: cien personas murieron en rutas y calles

Los números oficiales de la Policía de Salta muestran que en los siete primeros meses de 2021, cien personas perdieron la vida en rutas y calles urbanas.

Los números son más alarmantes si se analiza solo el mes de julio, que se termina mañana. Con 21 personas que perdieron la vida, quizás sea el mes más trágico de los últimos años, solo superado por una tragedia sin igual, ocurrida sobre la misma ruta, pero en Rosario de la Frontera.

Fue un 14 de diciembre de 2015, cuando un grupo de uniformados pertenecientes al Destacamento Móvil 5 de la provincia de Santiago del Estero estaba siendo trasladado hacia Jujuy como parte de un operativo.

Mientras circulaba por la ruta nacional 34, a pocos kilómetros de la localidad salteña de Rosario de la Frontera, uno de los micros que llevaba al personal de Gendarmería desbarrancó y cayó a un costado del Río Balboa. Como resultado del incidente, 43 gendarmes perdieron la vida.

También hay que recordar a decenas de familias quedaron enlutadas por tragedias viales ocurridas sobre esta misma vía nacional a la altura de Lumbreras.

Otra pandemia

Las redes sociales se llenaron en las últimas horas de comentarios y quejas por la calamidad de una pandemia que no tiene fin: la de las muertes por siniestros viales.

Las quejas, críticas y advertencias son repetidas. Tienen que ver con la velocidad sin límites, la ruta en malas condiciones -por partes- y la falta de control.

También se advierte sobre las imprudencias reiteradas de los conductores. Muchos coinciden en remarcar los excesos de velocidad. Otros recuerdan al conductor que mató a tres generaciones de su familia y lo recuerdan no por el accidente en sí, sino porque conducía a 180 kilómetros por hora.

Las historias de las tragedias viales son interminables pero la solución a la muerte en las rutas viene siendo el caballito de batalla de numerosos políticos, que muchas veces tocan el tema después de una tragedia.

Los folletos y campañas publicitarias sobre el tema no vienen dando resultados, al menos a simple vista.

Las cien muertes dolorosas, que equivalen a cien familias destrozadas, no son poco, llaman la atención sobre la necesidad de tomar decisiones y aplicar políticas de fondo.

Controles, limitaciones de velocidad de fábrica, rutas con mantenimiento visible se suman a un sinnúmero de ideas que seguramente los expertos podrían aportar.

Ayer una familia salteña completa: padres y tres hijos menores de edad dejaron sus vidas en la ruta, una tragedia sin par.

Decididamente, el mes de julio, tan trágico para la vida de los conductores, podría también ser el primer paso para empezar a avizorar un principio de solución. EL TRIBUNO

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