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Cassandra Sandoval: “Quiero transformar el dolor por mi despido en furia travesti”

Tras 16 años de trabajo en la Secretaría de Agricultura Familiar fue despedida junto a decenas de trabajadoras y trabajadores por el ministro Etchevehere. Todos los gobiernos niegan el derecho al cupo laboral trans, ahora ella pelea por su reincorporación y la de todos.

Cassandra tiene 41 años y más de 16 como trabajadora en la Secretaría de Agricultura Familiar -SAF- que en las últimas semanas encabezó la ola de despidos estatales junto con SENASA e INTA. El Ministro de Agroindustria y patrón Luis Etchevehere anunció 330 despidos que devendrán en un vaciamiento de la SAF, y ella es parte de la lista. “Tenemos dudas pero vemos se va a cerrar en algún momento, pero si la SAF siguiera trabajando lo va a hacer desde otra perspectiva, desde otra lógica, que es la de favorecer a los grandes terratenientes, a los grandes sojeros, a aquellos que pretenden ser dueños de las tierras en lugares como los nuestros”, sostiene con firmeza en una entrevista que concedió a La Izquierda Diario.

“No es casual que hayan despedido a los técnicos de Tartagal, Aguaray, de Morillo, de Orán, son zonas absolutamente conflictivas, zonas donde el reclamo de la gente, del pueblo, se hizo escuchar desde el ´95 para acá con los famosos cortes de ruta. La Ruta 81 que se conecta con Morillo, donde justamente un funcionario dice ser dueño y tiene aparentemente mil hectáreas (Marcos Peña Braun, NdR). En nuestra zona ha sido muy bien pensado a quién iban a despedir. Esta lista fue armada por el coordinador anterior, cuando asumió el PRO Cambiemos en el país. Carlos López Sanabria, él fue el encargado de armar la lista y quién ejecutó los despidos es Kenji Gómez”, sentencia.

Un despido discriminatorio

Según cuenta Cassandra, “muchas de nuestras organizaciones de diversidad sexual en general, las organizaciones trans, travestis en particular, están peleándola para que la ley de cupo sea una realidad concreta. La referencia más concreta que tenemos es la de la provincia de Buenos Aires donde la gobernadora (Vidal, NdR) no quiere reglamentar la ley. Ninguna compañera trans ha podido ingresar a trabajar en la administración pública o debe haber casos excepcionales, hay que hurgar ultra finito. Y desde este lado, que venimos remándola para que haya una ley de cupo a nivel nacional, yo creo que sí se puede hablar de discriminación porque soy la única travesti dentro del ámbito de Agroindustria trabajando en estas condiciones y que ahora me echen puede ser considerado un acto discriminatorio”.

“Por ahí deberíamos visibilizarlo desde este lado, plantearlo desde este lado, porque he tenido el apoyo solidario de compañeras y compañeros pero la verdad es que yo soy una sobreviviente, he superado la expectativa de vida de las compañeras. Ellas se mueren muy jóvenes, muchas de mis compañeras en Tartagal se han muerto a los 25, 28, 30 sin saber jamás qué significa trabajar, acceder a un trabajo digno. Lo poquito que hemos podido hacer ha sido insuficiente para mejorar la calidad de vida de mis compañeras”.

Cassandra cuenta que “en Tartagal, el año pasado si mal no recuerdo el Partido Radical tomó la bandera e intentó votar en el Concejo Deliberante, y los de Unidad Ciudadana lo bloquearon, lo mandaron al cajón, en ese momento yo hablé con el Secretario del Gobierno (del intendente y actual diputado nacional Sergio “Oso” Leavy , NdR) y me dijo que no le parecía que haya cupo para las personas trans, que éramos todas iguales, todos iguales, que estamos en las mismas condiciones, que ya tenemos Ley de Matrimonio Igualitario, casi como un `y ahora, ¿qué más quieren?´. Y yo le decía al Secretario que sí hace falta una ley de cupo o una ordenanza que nos favorezca, porque si es que hay que concursar, si hay que presentar un curriculum, no tenemos nada”.

“Mi proceso de construcción identitaria se hizo en paralelo a la pelea por laburar en la SAF”

“Yo he estado muchos años trabajando gratis para el Estado porque desconfiaban que una travesti pudiera ponerse ahí a coordinar la reunión con familias productoras por ejemplo, desconfiaban que una travesti pudiera participar de un encuentro de mujeres indígenas a nivel departamental ahí en San Martín, desconfiaban que yo pudiera hacerme cargo de alguna tarea relacionada con poder coordinar viajes, generar la participación activa de los jóvenes rurales, las respuestas que surgían del PSA (Programa Social Agropecuario, NdR) en ese momento, desconfiaban de todo básicamente porque era travesti , y si bien ya nos conocíamos desde un principio y después fuimos construyendo la amistad yo recuerdo que la desconfianza era latente, estaba ahí presente, pero una va también repensando estrategias. En todo este tiempo yo también fui reconstruyendo. Mi proceso de construcción identitaria también se hizo en paralelo, en la medida en que yo iba peleando la posibilidad de laburar ahí, de trabajar junto a las compañeras y compañeros. Me vieron crecer también en ese sentido. Fue una pelea diaria en contra de esta transfobia, discriminación escondida, muy naturalizada. Cada vez que yo llegaba a las comunidades también se daba un poquito, pero eso no duraba nada cuando yo podía demostrar mi capacidad de laburo”.

“En términos generales yo pude ser Cassandra, comencé a ser Cassandra a partir del respeto que me brindaron. Jamás pusieron en cuestionamiento, jamás escuché de alguna autoridad comunitaria reclamos porque yo era travesti, y sí me parece que hubo mucho ruido de parte de la lógica de la administración pública y de la lógica que te propone para trabajar en organismos como el nuestro. Si yo fuera 10 años atrás si me hubiera tocado vivir esta situación que ahora estoy viviendo yo claramente podría decir que despedir a una persona trans, a una travesti, es violencia, es discriminación, lo es. Quiero transformar el dolor que siento ahora por el despido en furia travesti, es un proceso”.

La voz de la SAF

Cassandra cuenta que como medida de lucha ante los despidos, “en Tartagal estuvimos haciendo una toma simbólica de la oficina (de la SAF, NdR) y en San Martín y América, en la esquina donde funciona además la radio comunitaria La Voz Indígena. Allí las compañeras directoras de la radio nos cedieron hace muchísimos años un espacio porque la verdad es que si bien la SAF había dicho que iba a establecer un convenio con la directora para poder alquilar un espacio como corresponde, para trabajar, nunca lo hizo”.

“A mí me da un poco de vergüenza contar pero a mí me ponés un micrófono adelante y yo me transformo, es la pasión que tengo por la radio la que me hace hacer una tarea que parece que gusta, a la gente que participa de alguna instancia como una feria, la gente que escucha un programa de radio y la gente que me convoca para lo que sea, donde haya un micrófono aparentemente yo reúno las condiciones para que esa tarea salga bien”.

“Mi amiga Cassandra y sus compañerxs nos son ñoquis”

Así dice el cartel que circula en las redes sociales mediante fotos en donde se ven a decenas y decenas de personas tomando en sus manos la exigencia de la reincorporación de Cassandra y sus 16 compañeros y compañeras en la SAF Salta. Campaña que también fue llevada a la Universidad Nacional de Salta (UNSa) junto con el impulso del fondo de lucha, de la mano de estudiantes organizadas en Pan y Rosas y Juventud a la Izquierda, y de trabajadoras de la SAF.

“Lo concreto es que tengo deudas, tengo que seguir trabajando, tengo que seguir viviendo. El trabajo me dignifica y yo como travesti exijo que me reincorporen de nuevo a la tarea, además tengo el derecho de ingresar a planta permanente en la Secretaría de Agricultura”, relata mientras recuerda que ninguno de los más de 1600 técnicos de la SAF del país “estuvo nunca en planta. Es un tema que lo venimos peleando desde antes de Cambiemos”.

“La peleé, me hice periodista, me construí periodista, no sólo desde la formación académica también exigiendo el respeto para la diversidad trans pero también abriendo el juego en ese sentido para que sepan que no importa si sos trava, si sos marica, si sos torta, sos una persona que vale, que podés aportar, podés ayudar a pensar, que podés influir también en la opinión pública. En el pueblo en donde yo vivo en Tartagal saben perfectamente quién es Cassandra”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: La Izquierda Diario

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