En un espectáculo político que roza lo surrealista, Griselda Galleguillos, ex concejal de Rosario de Lerma, ha llevado la teatralidad a nuevas alturas al jurar como diputada del partido La Libertad Avanza vestida de novia.
Este hecho superficial y carente de seriedad plantea dudas legítimas sobre la integridad y el enfoque de quiénes ocupan cargos públicos.
La supuesta unión simbólica “con el pueblo”, aunque pintoresca, plantea preguntas fundamentales sobre la seriedad y el profesionalismo en la esfera política. ¿Es este un gesto genuino de compromiso público o simplemente un truco de relaciones públicas para desviar la atención de los verdaderos problemas que enfrenta la comunidad y la falta de propuestas para ayudar a quienes representa?
En lugar de ofrecer soluciones concretas, Griselda Galleguillos opta por un show superficial que más parece sacado de un guion de telenovela que de un ejercicio responsable de la política. Este episodio hace que nos preguntemos si nuestros representantes están realmente comprometidos con servir al pueblo o simplemente buscan protagonismo a través de estrategias extravagantes.
Cabe mencionar que desde que comenzó su “carrera política” la mujer que pertenece al espacio político del terrateniente denunciado de explotación laboral, Alfredo Olmedo, ahora de la mano de Javier Milei, lo único que hizo fue captar la atención de los medios de comunicación vistiéndose de formas muy peculiares y haciendo videos que rozan lo ridículo para llamar la atención del público.