Violador con privilegios: Quinteros y Martínez dieron domiciliaria a Lautaro Teruel por una uña encarnada. Sin pulsera y sin controles

La justicia salteña vuelve a estar en el ojo de la tormenta tras otorgarle prisión domiciliaria a Lautaro Teruel, condenado a 12 años de prisión por abuso sexual agravado.
La decisión, tomada por los jueces de ejecución Rodolfo Quinteros y Martín Martínez, se basó en problemas de salud del interno, quien argumentó padecer una infección en el pie.
Sin embargo, la falta de controles y la reiteración de privilegios levantan serios cuestionamientos sobre el trato diferencial que recibe el hijo del reconocido músico Mario Teruel.
El pasado jueves a las 19:30, Teruel dejó la Unidad Carcelaria N°1 de Villa Las Rosas y se instaló en su domicilio, sin custodia ni pulsera electrónica. No es la primera vez que el condenado logra salir de prisión apelando a problemas de salud.
En 2022 permaneció internado durante meses en una clínica privada con un cuadro similar. En 2023, su defensa presentó un habeas corpus que le permitió cumplir parte de su pena en casa, hasta que la justicia revocó el beneficio tras un informe médico que determinó que podía ser tratado en la cárcel.
Justicia blanda y sin controles
El fiscal Gustavo Torres Rubelt fue categórico al pedir que se revoque la domiciliaria, al considerar que la decisión carece de fundamentos sólidos. Señaló que la prisión “domiciliaria es una medida excepcional, reservada para casos en los que la atención médica en la cárcel sea inviable, algo que en este caso no se comprobó”.
Además, criticó “la ausencia de controles que garanticen el cumplimiento de la pena, ya que Teruel no cuenta con monitoreo electrónico ni restricciones claras sobre sus traslados”.
“El juez no justificó por qué no impuso una tobillera electrónica ni estableció cómo se controlarían las salidas médicas”, advirtió el fiscal, quien presentó un recurso de revocatoria y una apelación en subsidio para que Teruel regrese a prisión.
El privilegio de un apellido
Desde el Servicio Penitenciario aseguran que cuentan con los recursos médicos para tratar su afección. Entonces, ¿por qué la justicia vuelve a hacer excepciones con Teruel? Mientras miles de presos en el país padecen enfermedades en condiciones de hacinamiento, él goza de un régimen privilegiado, sin restricciones reales.
El abogado Sergio Flores Giralt, representante de una de las víctimas, ironizó sobre el caso: “Si por una uña encarnada te mandan a casa, imagino que varios presos estarán buscando el cortauñas para pedir lo mismo”.
El camino a la libertad
Si continúa recibiendo este tipo de beneficios, Teruel podría obtener salidas transitorias en uno o dos años, acortando significativamente su condena.
Su caso no solo expone la debilidad de la justicia en la ejecución de las penas, sino también la indignante facilidad con la que algunos condenados encuentran grietas en el sistema para evitar la cárcel.
Las víctimas de abuso sexual rara vez tienen segundas oportunidades. Lautaro Teruel, en cambio, parece tenerlas todas.