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La libertad de Santos Clemente Vera: Una exigencia que trasciende las fronteras de la Argentina

Por: noticias.iruya.com

Si bien las respuestas procesales aún no aparecen, el estado de la opinión pública nacional e internacional en torno a la situación de Santos Clemente Vera y al espinoso asunto del asesinato y violación de las turistas francesas en Salta es hoy muy diferente al de hace solo tres semanas atrás.

Por estas horas, un rejuvenecido Jean-Michel Bouvier, confinado en su casa de París, como lo está la gran mayoría de los franceses, puede darse por satisfecho de la muy amplia y esperanzadora respuesta social a su propuesta de instalar en las redes sociales una petición sólida y consistente para que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ordene la liberación de Santos Clemente Vera.

El hombre cuyo nombre e imagen hoy inunda las redes sociales en diferentes idiomas y al menos cuatro continentes fue injustamente condenado a prisión perpetua por el bisoño Tribunal de Impugnación de la ciudad de Salta y laminado posteriormente por una Corte de Justicia provincial rendida a los pies del poder político. Estas decisiones, consideradas por muchos manipulaciones interesadas más que expresiones de la legalidad y de la independencia judicial, fueron adoptadas después de que el Tribunal de Juicio -el único que lo juzgó cara a cara- resolviera absolver de culpa y cargo a Santos Clemente Vera en 2014, por no hallar pruebas materiales suficientes para condenarlo sin atisbo de duda.

El giro de los acontecimientos -que se intuye que todavía puede ser más pronunciado en los próximos días- está provocando ya mismo una sensación de vértigo y desazón entre los operadores jurídicos y comunicadores de Salta que, hasta aquí, habían venido negando la evidencia de que la imagen internacional de la justicia provincial se encuentra en serio entredicho a causa de la pésima gestión judicial e institucional de este complicado asunto.

La otra cara de la moneda es la renovada esperanza que la campaña internacional ha traído a un amplio sector de la sociedad salteña que piensa, desde hace casi nueve años, que frente la tortura, violación y asesinato de las turistas francesas Cassandre Bouvier y Houria Moumni las instituciones salteñas no han dado la talla y que, al contrario, han demostrado su vocación tercermundista, la pobre cualificación técnica de algunos jueces y fiscales, así como una preocupante falta de apego y respeto a los derechos humanos.

La condena de por vida impuesta a Santos Clemente Vera en una falsa segunda instancia es una señal desdorosa e infame impresa a fuego en el orgulloso frontispicio judicial salteño. A Vera le han arrebatado siete años de su vida en por un subterfugio procesal señaladamente ilegal como lo es la íntegra reinterpretación de una prueba de la que los jueces que lo condenaron solo podían revisar sus aspectos externos o formales.

Sin tener derecho ni facultades para ello, los jueces del Tribunal de Impugnación dieron a la prueba pericial contradictoria producida en el juicio de primera instancia un significado y un alcance diferentes, cuando de ningún modo podían hacerlo, ya que no presenciaron directamente la práctica de esta prueba.

Transcurridos más de cuatro años de aquella bárbara sentencia que terminó de destruir el precario prestigio internacional de los tribunales de justicia de Salta, no es la familia del condenado, sino el mismísimo padre de una de las infortunadas víctimas el que clama por la libertad del reo. El fenómeno no es producto ni de la grandeza de corazón ni del perdón cristiano, sino de una pura especulación racional, de un cálculo cartesiano aplicado al rigor judicial.

Jean-Michel Bouvier está convencido (casi siempre lo estuvo) de la inocencia de Santos Clemente Vera y por esta razón es que ha anunciado al mundo que empleará «las fuerzas que le quedan» para lograr que Vera recupere su libertad, porque eso justamente es lo que habría querido su hija Cassandre, a quien su padre define como una «luchadora por la justicia». La liberación de Vera es «la» causa de Bouvier, pero la exigencia se extiende como una mancha de aceite y amenaza con convertirse en un imparable movimiento de escala planetaria.

La campaña internacional también ha puesto en valor el enorme trabajo periodístico de Jean-Charles Chatard, el documentalista corso que en 2011 se vio obligado a desplazarse a Salta para seguir el desarrollo de la investigación judicial del crimen de sus compatriotas. Parte de las investigaciones de Chatard -que continúan su curso- han sido plasmadas en su libro «Francesas – Autopsia de un doble asesinato» (Crimes en eaux troubles. Argentine: autopsie d’un double assassinat, su título en francés), publicado en 2015.

La liberación de Santos Clemente Vera no solo traerá tranquilidad a Bouvier, a la familia Vera y a su larga legión de seguidores a lo largo y ancho del mundo, sino que será un alivio para la República Argentina en un momento en que las relaciones con Francia necesitan más que nunca de transparencia y sentido de la responsabilidad. Solo la absolución del jardinero sanlorenceño es capaz ahora mismo de forzar la necesaria e impostergable reapertura de la investigación judicial, lo que significa una oportunidad para que los tribunales de justicia de Salta se reivindiquen frente al mundo civilizado, recuperen la cordura y retomen el camino de la legalidad que extraviaron cuando las prisas por resolver el asunto desembocaron en un juicio frustrado y la certeza, cada vez más firme, de que los verdaderos asesinos, torturadores y violadores de las turistas francesas todavía se encuentran disfrutando de su libertad y conviviendo con nosotros.

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