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Otro padecimiento que sufren las mujeres indígenas: denuncian que padres biológicos criollos no reconocen a sus hijos

Por: Teresita Frias

Es la primera vez un grupo de mujeres indígenas residentes en Misión Kilómetro 2, cercana a la localidad de Pluma de Pato sobre la ruta nacional 81 en el Chaco salteño decidieron no callarse más y exponer los abusos sexuales a los que fueron sometidas por varones “criollos”, y a raíz de esas violencias muchas niñas y mujeres tienen hijos concebidos en estas circunstancias.

Luego de una Asamblea llevada a cabo por todos los miembos de la mencionada comunidad junto a la lideresa wichi Octorina Zamora decidieron presentaron una carta dirigida al ministro de Seguridad y Justicia de Salta, Abel Cornejo, denunciando estas prácticas y exigiendo: “se respete el derecho a la identidad de nuestros hijos y se repare el daño causado por los hombres que rechazaron sus responsabilidades como padres”.

Octorina Zamora indicó a InfoSalta que “es lamentable que esto salga a la luz después del crimen de Pamela; tuvo que haber una mártir para que hablemos de este tema”, además la lideresa wichí asegura que “buscan una reparación por estos horrores cometidos”.

Por último agregó: “para mí es un orgullo que un grupo de mujeres indígenas hayan tomado esta iniciativa, ayudó un poco la primera asamblea de mujeres que se hizo en Pluma de Pato, en esa ocasión conocieron un poco el rol que tiene cada funcionario. Después siguió la Asamblea indígena donde se decidió hacer el documento en cuestión denunciando todo lo que las mujeres y niñas padecen en las comunidades”.

La misiva entregada al Ministro de Seguridad señala: “nos sentimos con la necesidad de contar todo el dolor que nos tocó y nos toca pasar hoy en día como mujeres y madres indígenas llevando adelante una lucha que ha sido durante años invisibilizada y silenciada”.

El documento resalta: “las mujeres que suscribimos esta nota hemos sido madres de niños que han nacido fruto de relaciones con hombres ‘criollos’ como se los llama comúnmente por esta zona, hombres que no pertenecen a nuestra comunidad. Estos hombres han rechazado su rol como padres dejando toda la responsabilidad a nosotras quienes –como pudimos- llevamos adelante la maternidad en contextos de extrema vulnerabilidad”. 

“Muchas de esas relaciones no fueron consentidas, y también muchas de ellas sucedieron a una muy temprana edad, en condiciones que hoy reconocemos como claros abusos”, denuncian las asambleístas.

La carta reúne testimonios de mujeres. 

-“El padre de mi niño era un hombre que vino a trabajar en la ruta, me embaracé con 14 años, él tenía 40. Después de un tiempo se fue, me dejó sola y se fue a otra provincia. Con el tiempo también entendí que fui abusada y no lo sabía”.

-“Mi hijo es hijo de un trabajador de la salud, un enfermero. Un día le llevé a su hijo para que lo conozca y nos echó como a un perro. Mi hijo sufre por eso”.

-“Trabajaba limpiando en una casa en el pueblo de Pluma, mi patrón me embarazó y nunca se hizo cargo, nos rechaza, somos su vergüenza. Pero él continúa haciendo lo mismo a otras mujeres, a otras chicas”.

-“Mi hija es hija de un carnicero reconocido en la zona, intenté denunciarlo en Morillo (Coronel Juan Solá) para que me reconozcan a mi hija, pero la policía se burlaba de mí y nunca me tomaron la denuncia. En Pluma es peor”.

-“El padre de mi hijo tiene como 5 hijos con distintas mujeres de esta Misión, no se ha hecho cargo de ninguno de ellos pero sigue teniendo hijos como si fuera un juego”.

-“El padre de mi niña me engañó, hoy no puedo sostener una familia, no puedo decirle a mis hijos que su padre nunca los quiso”.

El texto culmina: “Esta carta es entonces un pedido de justicia, un pedido de reparación para nuestras mujeres, nuestras infancias, nuestras familias y para nuestra comunidad”

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